Corte impune y monopolista

Eduardo Carmigniani
Guayaquil, Ecuador

Hay un par de recientes decisiones, entre muchas otras, inscritas por la Corte Constitucional en la antología de esperpentos judiciales: su autodeclarada impunidad por el delito de prevaricato; y que los muy importantes jueces “constitucionales” tienen exclusividad para aplicar la Constitución, pues los ordinarios, que no tienen tal “categoría”, dizque solo pueden resolver aplicando esa cosa de menor entidad, la ley (así como suena, no es broma).

Sentencia 141-18-SEP-CC, de 18 de abril de 2018: hay el riesgo de que “…las actuaciones de un juez en el contexto de la justicia constitucional -destinadas a garantizar los derechos y normas constitucionales- [sean tan solo analizadas] en función… …de un [mero] ejercicio de legalidad, [y] que las mismas sean calificadas por parte de las autoridades jurisdiccionales como delito de prevaricato”.

Con ese cantinfleo de introito pretendieron blindarse: los jueces constitucionales “no pueden ser procesados y mucho menos sancionados penalmente por dicho tipo penal”, dicen.

Sentencia 320-17-SEP-CC, de 27 de septiembre de 2017: “De la sentencia impugnada se observa que, en el considerando cuarto, los jueces nacionales realizan el examen de los cargos y para ello empiezan por analizar la constitucionalidad de la decisión judicial impugnada, ejercicio hermenéutico para el cual no tenían competencia, por lo que se desnaturalizó el recurso de casación”.

La propia Constitución desmiente semejante adefesio: “Los derechos y garantías establecidos en la Constitución… …serán de directa e inmediata aplicación por y ante cualquier servidora o servidor publico, administrativo o judicial, de oficio o a petición de parte” (art. 11, 3º).

Lo anterior solo corona una generalizada arbitrariedad en el manejo de causas, que llegó hasta a cambiar sin vergüenza decisiones previas por motivos extraprocesales. Ahora pretenden ser impunes y monopolizar la Constitución. Quieren, cual emperadores criollos de la juridicidad, seguir haciendo de las suyas. No tienen cómo entender que solo la razón persuade (Cardenal Richelieu).

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