Los dos gigantescos incendios que queman desde el jueves en California (EE.UU.) y que ya se han cobrado la vida de por lo menos 50 personas siguen creciendo este martes, a la par que los equipos de emergencias mantienen la búsqueda de las personas que siguen desaparecidas.
El «Camp Fire» es ya el más mortífero de la historia del estado, al haberse cobrado la vida de por los menos 48 personas, y también el más destructivo, puesto que ha arrasado más de 8.917 edificios, en su mayoría en la población de Paradise (26.000 habitantes), que las llamas engulleron por completo.
Pese a los esfuerzos de los más de 5.000 bomberos que según los datos del Departamento Forestal y de Protección contra Incendios del estado, Calfire, luchan contra las llamas, el fuego siguió creciendo la pasada noche hasta alcanzar las 52.600 hectáreas, mientras que su contención se encuentra en el 35 %.
Paradise, la localidad que ha quedado completamente arrasada por la conflagración, se encuentra en la falda de la Sierra Nevada estadounidense, en un clima seco y soleado que en el último medio siglo ha atraído a muchos jubilados, lo que ha hecho que la población se triplicase en 50 años.
Según apuntaron varios medios locales, muchas de las personas que permanecen desaparecidas son gente mayor y varias de ellas tienen movilidad reducida, lo que habría dificultado su evacuación.
El origen del incendio sigue siendo desconocido y la portavoz de Calfire Janet Upton apuntó que los investigadores están explorando todas las posibles causas, «incluyendo la posibilidad de que el fuego se iniciase a partir de una chispa de equipamiento eléctrico».
La mayor compañía proveedora de gas y electricidad del estado, Pacific Gas & Electric Co. (PG&E), informó a los reguladores de que detectó un «problema» en una línea de alta tensión cercana al área donde se declaró el incendio solo unos minutos antes de que se iniciasen las llamas.
En paralelo al «Camp Fire», otro gran fuego quema en el sur del estado, cerca de Los Ángeles, que ha sido bautizado como «Woolsey Fire» y que se ha cobrado la vida de dos personas que se perdieron mientras trataban de huir de las llamas en su vehículo.
Además de las dos víctimas mortales, el «Woolsey Fire» ha destruido 435 edificios, entre ellos los hogares de varios famosos como Neil Young y Miley Cyrus, y ha arrasado 38.800 hectáreas.
Los servicios de emergencias sólo han podido adentrarse por el momento en un 15 % de la zona quemada, por lo que se espera que durante las próximas horas aumente significativamente la cifra de edificios destruidos, especialmente en la población de Malibú, una de las más afectadas.
Los bomberos han logrado contener este fuego en un 35 %, pero las condiciones meteorológicas han empeorado durante las últimas horas a causa de los fuertes y secos vientos que soplan provenientes de la zona desértica de Nevada y del interior del estado, conocidos popularmente como «vientos de Santa Ana».
Por su parte, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha aprobado la solicitud de California para declarar los incendios un «desastre de especial gravedad», lo que ofrecerá a los afectados por los fuegos ayuda financiera del Gobierno federal para alojamiento, desempleo, gastos legales y tratamiento psicológico.
«Acabo de aprobar la solicitud de Desastre de Especial Gravedad para el estado de California. Quería responder rápido para aliviar un poco el increíble sufrimiento. Estoy con vosotros. Dios bendiga a todas las víctimas y familias afectadas», escribió el mandatario en su cuenta de Twitter.
Sólo unas horas antes, Trump desató la polémica al culpar a las autoridades californianas de una «absoluta mala gestión» por los incendios y amenazar con cancelar futuras ayudas federales.
Hasta ahora, el incendio más mortífero que jamás había registrado California fue el de Griffith Park en Los Ángeles en 1933, cuando murieron 29 personas. EFE