Casi dos semanas después de que se declarara el incendio que ya se ha cobrado 79 vidas en el norte de California (EE.UU.), la cifra de desaparecidos sigue fluctuando en centenares de personas a diario a causa de lo caótico de la situación, colocándose hoy en 699.
El número de personas sin localizar este martes bajó en 300 con respecto a los de ayer, pero es seis veces mayor que la cifra ofrecida hace una semana, cuando las autoridades informaban de que había alrededor de 100 personas desaparecidas.
Estas fluctuaciones, que desde que se declaró el fuego el pasado 8 de noviembre suben o bajan cada día de manera sustancial, se deben a que la situación en la zona afectada por las llamas sigue siendo de caos (el incendio continúa ardiendo, controlado en un 70 %) y decenas de miles de personas permanecen evacuadas.
Las llamas arrasaron por completo la localidad de Paradise, de 26.000 habitantes y donde residen muchas personas de edad avanzada que en muchos casos viven solas, tienen movilidad reducida y no disponen de teléfonos móviles, lo que dificulta enormemente el trabajo de localización a los servicios de emergencias.
Las propias autoridades del condado de Butte, donde se desarrolla el incendio, han advertido de que algunas de las personas en la lista de desaparecidos podrían figurar dos veces al estar sus nombres mal redactados o ser incorrectos, mientras que otros podrían estar a salvo y no saber que alguien les está buscando.
La lista de personas por localizar se modifica a diario según la nueva información que se va recibiendo, en su mayoría proveniente de llamadas telefónicas y correos electrónicos de los familiares.
Además de las 79 víctimas mortales y la gran cifra de desaparecidos, las llamas han arrasado más de 15.000 edificios (en su mayoría en Paradise) y 61.250 hectáreas.
Según las predicciones del Servicio Nacional de Meteorología, el miércoles llegarán las primeras lluvias a la zona, que se encuentra extremadamente seca y que no ha visto llover desde hace meses.
Los meteorólogos están «casi seguros» de que ese día habrá precipitaciones, aunque no en una cantidad suficiente como para que haya riesgo de desprendimientos de tierras en el área arrasada por el fuego.
Las autoridades sí que han expresado su temor, sin embargo, de que pese a que el agua pueda ayudar en las tareas de contención, a su vez enfangue la zona quemada y dificulte la recuperación de cuerpos.
Además, las precipitaciones y el barro podrían presentar riesgos para las decenas de miles de personas que permanecen evacuadas, muchas de las cuales se hallan viviendo en tiendas de campaña en áreas habilitadas como refugios temporales.
Por otro lado, el secretario de Interior del Gobierno de Estados Unidos, Ryan Zinke, señaló hoy a «grupos medioambientales radicales» como posibles responsables de los fuegos en California por su rechazo a la tala de árboles como parte de la gestión forestal.
En una conferencia telefónica, Zinke criticó a los «grupos medioambientales radicales que dejarían que se quemase el bosque entero antes de talar un solo árbol«, a quienes culpó de haber presentado demandas ante la Justicia estadounidense para que se detuviesen estas prácticas de gestión forestal.
Además de los ecologistas, el secretario de Interior (el responsable del mantenimiento de millones de hectáreas de tierras propiedad del Gobierno federal y de sus recursos naturales) también apuntó otros factores como las altas temperaturas, la extrema sequedad del terreno y la gran cantidad de árboles muertos.
Este mismo martes, el presidente de EE.UU., Donald Trump, que visitó la zona quemada el sábado, urgió al Congreso a tomar medidas que «mejoren la gestión forestal y ayuden a prevenir incendios», lo que, según el mandatario, «pondría fin a la constante devastación que ocurre en California«.
En paralelo al fuego del norte, otro gran incendio en el sur del estado, cerca de Los Ángeles y que los bomberos tienen ya casi controlado del todo, ha causado tres muertos y ha destruido varios hogares en las poblaciones de Malibú y Thousand Oaks. EFE