Se fue el 2018

Jorge Calderón Salazar

Jorge Calderón Salazar

Guayaquil, Ecuador

Un año más llega a su fin y con ello la etapa de reflexión para evaluar todo lo sucedido en el mismo. Se pierde, se gana, se falla, se llora, se ríe, se ama. Existen cambios, algunos necesarios y otros no; pero en todo caso siempre será una oportunidad para aprender y con ello mejorar. Si esto es posible hacerlo a un nivel personal, también puede trasladarse a nivel empresarial y gubernamental, por ello este y el próximo artículo se enfocarán en analizar lo acontecido en el 2018 que fenece y los desafíos que como país nos esperan para el 2019.

Hay mucho por analizar este año, pero iniciaremos resaltando lo político porque sin lugar a duda tiene una importante influencia en el acontecer económico, siendo lo principal la renuncia de la exvicepresidenta María Alejandra Vicuña (la segunda de un vicepresidente en el gobierno de Moreno), que sin lugar a duda pasa la factura a la estabilidad institucional tan necesaria para atraer inversión extranjera, pero que probablemente era necesaria para que Lenin tenga la tranquilidad para gobernar. El tiempo determinará el costo-beneficio de este suceso.

Sin lugar a duda, el riesgo país es un factor en el cual a pesar de los esfuerzos del gobierno no le ha ido tan bien, el mismo se encuentra sobre los 700 puntos desde hace varios meses, lo que encarece acceder a nuevos endeudamiento vía emisión de bonos, cabe señalar que el riesgo país recoge entre varios aspectos, lo político y económico. El principal aspecto económico es el problema fiscal del país que se traduce en una necesidad de financiamiento importante, que cada vez se le estrecha más y que al final del año llevó a que Ecuador toque las puertas de China otra vez. El nivel de endeudamiento conlleva un alto riesgo para el país, recordemos que endeudarse no es malo, sino más bien en que se use la deuda, y el problema o mejor dicho la herencia recibida trae consigo que la misma no disminuya sustancialmente, y continuamos contratando deuda nueva para pagar la deuda vieja.

De igual manera para mejorar el riesgo país, el gobierno dio un giro de timón en su equipo económico, aprobó varias leyes para fomentar la producción local y la inversión extranjera, redujo subsidios, realizó ajustes al gasto público (aunque no se ven resultados palpables del todo), entre otras medidas que espera coseche los resultados para aliviar sus necesidades fiscales. La forma gradual que lleva la aplicación de las medidas económicas tomadas tiene como principal «talón de Aquiles» el hecho de que en el proceso de implementación de las mismas, puede acontecer nuevas eventualidades, como es el caso del precio de petróleo que viene cayendo abruptamente desde hace varias semanas y no permite reducir el déficit fiscal.

El comercio exterior viene mejorando su desenvolvimiento, partiendo de la búsqueda de nuevos acuerdos comerciales en aras de ampliar las alternativas de mercados de la mano con la oferta exportable, vienen creciendo los exportaciones no petroleras lo que debe ser un constante recorderis de que no debemos perder el norte ni “marearnos” cuando suba el precio del petróleo o se dé un ¨boom minero”, el campo siempre estará presente y hacia allá se deben ir direccionado los esfuerzos del gobierno. La búsqueda de inversión extranjera debería motivarse para que se dirija hacia ese sector, la necesidad de recursos, nuevas técnicas para control de enfermedades, tecnología, entre otras herramientas, son fundamentales para el crecimiento del sector agrícola.

La recaudación tributaria no alcanza lo planificado, lo que muestra una desaceleración en la economía, evidenciada en una baja del consumo de los hogares; mientras que la inversión de las empresas no despega en los niveles que el gobierno desea. El sistema financiero no coloca tampoco la suficiente cantidad de recursos vía crédito lo que trae que el negocio bancario reduzca sus márgenes de ganancia.

En fin, hay una gran cantidad de eventos sucedidos en este año, que definitivamente dejan lecciones y un aprendizaje para el siguiente, sin lugar duda todo lo que ocurre sirve para la conformación de un mejor futuro. Mis mejores deseos para nuestro país y sus familias. Felices fiestas. (I)

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