Revelan que Wallis Simpson intentó impedir la abdicación de Eduardo VIII

Los duques de Windsor, el día de su boda en 1937. EFE

Una nueva biografía de la estadounidense Wallis Simpson, quien ha pasado a la historia como la mujer por la que el rey Eduardo VIII de Inglaterra renunció a su trono, revela que ella intentó disuadir al monarca de su abdicación, según revela la escritora Anna Pasternak.

«Recabé toda mi capacidad de persuasión e intenté convencerle de lo desesperada que era su situación. Su empeño en combatir lo inevitable solo supondría una tragedia para él y una catástrofe para mí», dice Simpson, en un testimonio recreado por Pasternak, a través de lo que amigos de la pareja le han contado y de los diálogos y pensamientos mil veces ya escritos —en su mayoría extraídos de las memorias de Eduardo VIII, A King´s Story (La Historia de un rey) y de la autobiografía de Simpson, The Heart has its reasons (El corazón tiene sus razones).

«Estaba claro que solo me quedaba una opción, abandonar el país inmediatamente», reflexiona Simpson en el libro de Pasternak. «No harás nada semejante. No lo toleraré. Esta carta es una impertinencia. No me van a detener. Con o sin trono, voy a casarme contigo«, responde Eduardo VIII.

En un intento de rehabilitar para el público contemporáneo a la mujer despreciada por la Casa de los Windsor, a la que se negó durante 35 años el título de «Su alteza real» que el exmonarca reclamó desesperadamente a su familia, Pasternak atribuye a Simpson una sensatez que resultó inútil ante la obcecación de Eduardo VIII. «Insistió en que me necesitaba, y como mujer enamorada que era, estaba preparada para atravesar ríos de tristeza, mares de desesperación y océanos de agonía por él», pone en boca de la duquesa de Windsor. }

El rey presentó poco después al Parlamento su carta de abdicación y cedió la Corona a su hermano, quien reinó bajo el nombre de Jorge VI. En diciembre de 1936, el rey firmó finalmente su abdicación y fue sucedido por su hermano. A cambio, recibió el título de duque de Windsor. En junio de 1937, se casó con Wallis en el Château de Candé, en Tours, Francia.

Pasternak niega la imagen fría, calculadora y ambiciosa que gran parte del público británico se hizo de la divorciada estadounidense, oculta del relato las maledicencias sobre las habilidades sexuales de Simpson que habrían cautivado al malogrado rey, y ensalza en cambio la elegancia y la clase de una mujer que iluminó como anfitriona las veladas con amigos que la pareja organizaba en sus estancias por Europa y Estados Unidos, alejados de un Londres que les dio la espalda. Wallis Simpson es, en esta obra rehabilitadora, una esposa capaz de adormecer el carácter irascible y caprichoso de su marido, que cada mañana le dejaba notas con tareas y actividades para llenar sus días vacíos y ociosos.

La duquesa murió en París, después de 14 años de aislamiento y soledad tras la muerte de su marido. Nunca obtuvo el reconocimiento ni el afecto de Buckingham Palace. Su único acto de despecho fue renunciar a acompañar a Isabel II en el coche de caballos con que la reina Isabel acudió a los funerales de su tío.

* Con información de El País.

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