El fin justifica los medios

Samuel Uzcátegui
Quito, Ecuador

Desde la juramentación de Juan Guaidó como el legítimo presidente de Venezuela hace poco más de tres meses, su administración ha mencionado múltiples veces que para lograr el cese de la usurpación “todas las opciones están sobre la mesa”, incluso una cooperación militar internacional. Ante esto, ha surgido un movimiento de ignorantes que buscan defender la “soberanía” de un país que ni siquiera es suyo y critican estas declaraciones, pero no dicen nada con respecto a la invasión rusa/cubana/china que ha sufrido Venezuela durante veinte años de chavismo.

Todo por defender una ideología, sin la mínima pizca de humanidad. Y este movimiento internacional, liderado por no-venezolanos, está buscando silenciar la verdadera voluntad de todo un pueblo, que es que, para salir de esta pesadilla, ya todas las vías democráticas se agotaron y a este punto cualquier oportunidad para salir de la dictadura debe ser utilizada lo antes posible.

Porque los venezolanos lo tenemos muy claro, el fin justifica los medios y cualquier alternativa que con efectividad remueva a Nicolás Maduro y a su cúpula narco militar del poder, debe ser utilizada lo antes posible para detener el sufrimiento de todo un país. No importa la diplomacia, no importa lo moral, porque mientras grupos internacionales debaten sobre Venezuela y sobre medidas como “elecciones con Maduro” para oxigenar a la dictadura, están pisoteando la voz de todo un pueblo que pide cambio. Y la fantasía de que el alto mando militar en Venezuela se quebrará es eso, una fantasía.

Todos los militares de alto rango cobran una exorbitante cantidad de dinero por proteger a Maduro, y ni hablar del G2 cubano y la inteligencia rusa que el tirano tiene de su lado. A los guardias de rango menor los tienen amenazados con sus familiares y son vigilados, pero también hay otro aspecto que no se considera en lo absoluto y que hace que estos no tengan la valentía para hacerlo. En Venezuela tener un uniforme de las Fuerzas Armadas es tener poder, tendrás un sueldo paupérrimo, pero puedes extorsionar a la gente en las calles, robar con total impunidad, amenazar a negocios, básicamente, vivir de crear el terror en el pueblo para sus beneficios personales. En un país sin reglas, cuando tienes ese estatus de superioridad solo por tener un uniforme, es algo que no muchos quieren perder, y uno de los puntos que más se conversan sobre que pasará en el Gobierno de transición es la restructuración que debe sufrir la FANB para ser una institución respetada de nuevo.

Las Fuerzas Armadas en Venezuela se convirtió la carrera que se escogía cuando la persona no sabía qué hacer con su vida. Porque, sin importar el rango, con solo tener el uniforme era suficiente como para abusar de ese poder para el beneficio propio, por lo que es patético pedirle patriotismo y respeto al país a un grupo de personas que no son parte de FANB por convicción, sino por lucrarse de sembrar el terror en la población. Esa gente no está allí para defender al país, sino para aprovecharse de la viveza criolla. Por esto tiene tanto peso la promoción de una cooperación militar internacional para salir de la dictadura, dígase Doctrina Roldós como lo promovía el presidente ecuatoriano Lenin Moreno, dígase Doctrina Monroe como lo ha dicho John Bolton, consejero de Seguridad Nacional. O dígase una alianza militar entre países allegados como Colombia, Brasil y Estados Unidos para acabar con la amenaza que es el régimen de Nicolás Maduro, quien tambalea en el poder mientras es defendido por países como Rusia, Cuba y China que simplemente quieren continuar explotando a Venezuela por fines económicos.

No confundir cooperación internacional con invasión, porque si hablamos de invasión, ya Venezuela lleva años bajo una invasión de toda la maldad del mundo, además de los países ya mencionados, súmenle grupos paramilitares como el ELN y el Hezbollah, otros de los “aliados” de la dictadura. Se pide una cooperación militar internacional que saque a Maduro y a su cúpula de Miraflores, los haga pagar por sus miles de crímenes de lesa humanidad, y de allí lograr unas elecciones en total libertad.

Ojalá el dictador despertará mañana y decidiera voluntariamente abandonar el país y se evitará cualquier escenario de violencia, pero eso es otra fantasía con la que no podemos contar. Después de “dialogar”, asesinar jóvenes, exterminar a los enfermos del país sin medicamentos, dejar a un país a oscuras y continuar con sus políticas represivas ante toda la población, Maduro ya tomó la decisión de hacer todo lo posible por mantenerse en el poder. Ante esto se necesita una cooperación militar internacional.

¿Que con esta cooperación habrá derramamiento de sangre? Es probable, pero ya es imposible pedirle a un pueblo que protesta con piedras que intente derrumbar a una dictadura y que siga saliendo a la calle a que los maten, ya esta situación trasciende los venezolanos y a pesar de que es importante no dejar que las calles se apaguen y hacer presencia, el cese de la usurpación solo se conseguirá con una cooperación militar internacional o, con que se dé la fantasía de un quiebre en las Fuerzas Armadas.

El fin justificará los medios y ya es hora de que dejen de defender a un tirano solo porque comparte su ideología y mucho menos, silenciar la voluntad de todo un pueblo. Más bien, analicen lo difícil que debe ser vivir bajo el régimen castrochavista, que sus ciudadanos pedimos el cambio sin importar el medio que se utilice. Y tomen en cuenta que, como dijo alguna vez el pacifista Desmond Tutu: “Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor”.

 

 

 

 

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