La producción ecuatoriana de cacao, que goza de un amplio prestigio internacional, necesita rejuvenecer para mantener la calidad en los mercados que buscan su aroma y contextura.
Esa es una de las conclusiones que dejó el encuentro «Cacao & Chocolate Summit», que reunió este lunes en Quito a productores, académicos y empresarios, para buscar respuestas a los desafíos del futuro del sector.
En Ecuador, considerado el séptimo productor del mundo de cacao de reconocido prestigio, varios expertos advirtieron que este sector requiere alistar jóvenes para poder subsistir, pues consideran que las fincas productoras se han estancado con administraciones avejentadas.
Así lo dijo José Luis Cueva, coordinador de la ONG Rikolto, en el «Cacao & Chocolate Summit» o también llamada «Cumbre del Cacao y Chocolate», donde aseguró que la mayoría de productores ecuatorianos de cacao «sobrepasan los 55 años» de edad.
Los viejos agricultores han entrado en una edad pasiva y «por eso se debe insertar a los hijos de los productores, sus socios y familia, para que se incorporen a los sistemas de producción», aseveró.
«Esto implica que la cadena de valor, en un contexto global, sea sostenible», agregó Cueva al recordar que cerca de 120.000 familias trabajan en este sector y que «la posibilidad de generar emprendimientos y microemprendimientos es alta».
Según la fundadora de Conexión Chocolates, Jenny Samaniego, «Ecuador es uno de los países con mayor producción de cacao fino de aroma en el mundo» y el evento de hoy intentó «crear un espacio donde los productores compartiesen sus necesidades, experiencias y, entre todos, crear una industria sustentable, entendiendo las necesidades de cada uno».
El componente generacional es uno de los problemas que afecta a esta industria, ya que los agricultores del país son de edades avanzadas y esto no permite que «haya ese futuro sustentable», coincidió Samaniego.
«Es importante entender qué está pasando detrás de eso, quiénes están tomando la posta en las plantaciones; por eso tenemos a varias cooperativas (productoras) nacionales que nos están contando cómo trabajar con los jóvenes para juntarlos y asegurar que ellos entren a la agricultura como una profesión», declaró.
A juicio de Carla Martin, directora de «Fine Cacao and Chocolate Institute», una organización sin fines de lucro dedicada a identificar, desarrollar y promover el uso del cacao fino, «Ecuador tiene todas las piezas necesarias» para prosperar.
«Este es el lugar donde sabemos que el cacao se consumía desde muy temprano en la historia, además de una larga tradición de consumo de cacao y chocolate en la población ecuatoriana. En ese sentido, creo que es completamente posible un futuro sostenible en esta industria», enfatizó.
Según la Asociación Nacional del Cacao (Anecacao), Ecuador es el mayor productor del cacao fino y de aroma producido en el mundo, con el 65 por ciento de la oferta global, aunque en la región también hay otros productores como Colombia, Perú, Brasil y México.
Además, reveló que la producción y exportación de cacao en 2018 cerró con «300.000 toneladas para el país, que representan unos 663 millones de dólares de ingresos».
Organizado por la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) y el Ministerio de Agricultura y Ganadería, el encuentro contó con el apoyo de organizaciones no gubernamentales nacionales y extranjeras como Conexión Chocolate-Ecuador y Rikolto. EFE