Justicia social

Juan Carlos Díaz-Granados Martínez
Guayaquil, Ecuador

Desde mi época universitaria me llamó la atención los diferentes nombres que usaban las personas de izquierda para referirse a la justicia.  Por ejemplo: justicia social, distributiva, etcétera.

La verdad, es que existe solo un tipo de justicia.  El jurista romano Ulpiano, la definió en el siglo uno como la “constante y perpetua voluntad de darle a cada quien lo que le corresponde”.  Una definición exacta.

Si bien todos tenemos iguales derechos, no todos somos iguales.  Me explico: existen capacidades especiales, poseemos habilidades distintas y nacemos en circunstancias diferentes.

Lo que debemos promover es un ambiente social y económico adecuado para ofrecerles oportunidades a todas las personas que no las tienen y que están dispuestos a aprovecharlas.  Eso es lo justo y lo moral.

También es justo permitirle prosperar a quien se esfuerza.  Es injusto quitarle a esa persona para darle los frutos de su productividad a quien es improductivo.

La idea es igualar hacia arriba, no hacia abajo, aprovechando las ventajas que nos distinguen de los demás y que permiten que cada uno sea especial.

Algunas formas de lograr eso es incrementando las oportunidades mediante la creación de más modalidades de contratos de trabajo, mejorar la seguridad social y la educación pública.

No existe justicia social en una sociedad en la que no se permite crear nuevos empleos o atraer la inversión, que descuida a sus jubilados o la salud de los ciudadanos.

En Ecuador se legisla presumiendo que todos son culpables.  Cuando lo acertado es lo contrario.  En el momento que el Gobierno comprenda que se debe facilitar la forma en la que se hace negocios, tendremos mejoras en los indicadores de empleo y recaudación tributaria.  Eso sí, quien por excepción cometa una ilegalidad, debe ser sancionado con todo el rigor de la Ley.

Ese es el motivo por el que debemos bajar los aranceles, para ser justos con importadores y productores. Eliminar restricciones al libre comercio para ser justos con los consumidores. Derogar ciertos impuestos para ser justos con los patrimonios. Eliminar los trámites burocráticos para ser justos con los trabajadores informales. La lista es larga.

Reformemos la legislación vigente – que fomenta la injusticia – por una legislación que promueva la visión de Ulpiano: a cada uno lo que le corresponde.

 

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