Bachelet visita Venezuela

Samuel Uzcátegui
Quito, Ecuador

En un clima de violencia, caos, negociaciones, crisis creciente y migración desenfrenada, la expresidenta de Chile y Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, se dignó a hacer su trabajo y visitar a Venezuela. Después de 9 meses en su cargo, finalmente decidió viajar al país caribeño y solo lo hará por dos días, además, asiste bajo la invitación del dictador. Bachelet fue aliada de Hugo Chávez, su partido es miembro del Foro de São Paulo y sus acciones sobre el conflicto en Venezuela han sido patéticas e insuficientes. Además de que se ha manifestado neutral en una situación de injusticia. ¿Qué expectativas podemos tener los venezolanos sobre esta visita?

A pesar de que Bachelet ya envió una comisión que se mantuvo en Venezuela por más de diez días y publicó un informe que causó estragos en el chavismo, que revelaba al mundo las conductas represoras y las violaciones a los derechos humanos en el país, ha evidenciado en sus posturas ser cómplice de las atrocidades que hace el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.  Ha dicho que las sanciones de Estados Unidos exacerbaron la crisis venezolana, lo que es una total mentira, se ha mostrado “preocupada” por el debilitamiento de una democracia, que no existe en Venezuela desde hace años, y asistirá al país solo porque su visita fue autorizada por el dictador y su cúpula. Esperemos que, a pesar de que su visita fue autorizada por el castrochavismo, no sea supervisada por el castrochavismo. Los venezolanos necesitamos imparcialidad, que escuche a todas las partes, que no se deje manipular y que su ideología política no sesgue su trabajo como Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Allí radica el problema, es inevitable no recordar el pasado político de Bachelet en situaciones como ésta. Bachelet llamaba a Chávez su “gran amigo y colega” y admiraba “su amor por América Latina” porque claro, cómo no admirar al hombre que regalaba cientos de miles de millones de dólares a todo el hemisferio por busca de respaldo político mientras mataba lentamente a toda Venezuela. Y ahora decide visitar Venezuela bajo las condiciones del dictador.

La periodista Sebastiana Barráez denunció públicamente que Nicolás Maduro está “maquillando” las cárceles venezolanas, liberando a presos políticos para reducir el hacinamiento y pintando y reacomodando las instalaciones. Además de que Bachelet durará solo dos días en Venezuela, entre el 19 y 21 de junio, y allí mantendrá conversaciones con el dictador Nicolás Maduro, con el exconvicto por asesinato Maikel Moreno, quien, irónicamente, es el presidente del ilegítimo Tribunal Supremo de Justicia y con el Fiscal General impuesto por la ilegal Asamblea Nacional Constituyente, Tarek William Saab. Lo importante de resaltar es su reunión con el legítimo presidente Juan Guaidó, diferentes legisladores de la oposición y, sobre todo, con la sociedad civil, de igual manera son indispensables sus conversaciones con las víctimas de violaciones de los derechos humanos y sus familiares.

Bachelet tiene en sus manos la oportunidad de lograr un cambio en la narrativa internacional sobre el conflicto de Venezuela. Que se acabe la narrativa de izquierdas y derechas, que se vea como un tema humanitario, que se deje de utilizar a Venezuela como una ficha de negociación de Rusia y China y que por fin un organismo internacional y multilateral como la ONU cumpla con su función, definiendo las condiciones para una solución inmediata en el país en donde Nicolás Maduro y el chavismo dejen el poder y paguen por todos los cientos de crímenes cometidos. Se dice que Bachelet aceptó la invitación porque el régimen prometió la liberación de algunos presos políticos de renombre, que limpiarían la imagen de la dictadura y descomprimirían las presiones diplomáticas ejercidas en su contra en los últimos meses. De esto ser cierto, la expresidenta chilena continuaría siendo una vil cómplice del conflicto, al prestarse para una colaborar en una maniobra tan desquiciada como esa.

Esperamos que Bachelet visite escuelas, hospitales, hable con la gente, se documente apropiadamente, escuche a todas las partes y vea la realidad de un país derrumbado y colapsado por los ideales políticos que ella siempre defendió. Que, si le queda algo de humanidad en su sistema, actúe en pro de los venezolanos y de nuestro bienestar, que ofrezca soluciones serias, nada de diálogos, ni “grupos de contacto”. Que vea los niveles de desnutrición infantil, que le pregunte a la gente cuantos kilos han perdido en los últimos años y quien es el culpable. Que haga el experimento de comprobar lo imposible que es vivir con un sueldo de 4$ al mes, que se pasee por los terminales y aeropuertos viendo a miles de padres despidiéndose de sus hijos, que visite a los cientos de heridos por protestas que aún no se recuperan. Que hable con las víctimas de torturas, con los presos políticos, con los docentes de las universidades, con los empresarios, con los barrios, que denuncie la presencia de grupos paramilitares, a los colectivos chavistas y al ELN. Y que, por favor, de todo corazón, que no sea cómplice, que colabore, que se de cuenta de que representa a un organismo que tiene la posibilidad de acabar con esta crisis. Que actúe con humanidad siempre de por medio y que, de una vez por todas, se ponga del lado correcto de la historia.

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