Preguntas urgentes sobre el «Cucutazo»

Daniel Lara Farías
Leipzig, Alemania

El reportaje de Orlando Avendaño sobre los manejos irregulares de dineros de la operación del 23 de febrero terminó siendo una especie de purgante, de suero de la verdad y de corrientazo de realidad.

Purgante para que se regara información.

Suero de la verdad para gente que se siente amenazada por lo que allí se dice.

Corrientazo de realidad para los ciudadanos que, aún, creen esperanzados en la buena marcha del proceso que encabeza Juan Guaidó.

Lo primero que ocurre cuando se asoma una acusación de corrupción en Venezuela, usualmente, es la solidaridad automática con los acusados («pedimos sea respetado el principio de la presunción de inocencia»), la victimización del grupo señalado («hay claramente mala intención») y promesas correctivas («llegaremos al fondo del asunto»).

Pedirán pruebas. Cuando aparezcan, las desestimarán como forjadas o «no convincentes». Y no es especulación. Es experiencia y resignación. Estamos hablando del país que vio a Juan Carlos Caldera en un video recibir dinero de Wilmer Ruperti para financiar una campaña y nada pasó con él. Estamos hablando del país que vio saquear a PDVSA y tiene al principal saqueador como líder del chavismo disidente, impune declarando por el mundo. Estamos hablando del único país de América Latina donde Odebrecht al parecer no sobornó a nadie, a pesar de haber sido el país con más obras contratadas a la empresa.

Nadie responde. Peor aún: nadie pregunta, porque el cansancio hizo mella hasta en la voluntad de obtener respuestas.

Ese cansancio se nota de hecho en cierta prensa, que habiendo actuado todos estos meses como muleta comunicacional del gobierno interino, no hace preguntas al gobierno interino, sino a los periodistas que publican las denuncias. Insólito: lo que sería un tubazo en un país normal, felicitado por el gremio, se convierte para el angolismo-ravelismo en objetivo de sus ataques. En vez de preguntar o investigar de forma paralela, para hallar la verdad (cualquiera que esta sea), se pretenden dar clases de rigor periodístico, desde la misma acera donde apenas ayer se pretendía convencer (más que informar) sobre las posturas del gobierno interino, de forma acrítica y absolutamente plegada a la versión oficial. Aplaudiendo además «la magnífica respuesta» del gobierno interino sobre el asunto.

En medio de esta vorágine, dos fuentes distintas, sin conexión entre sí, me han hecho llegar sus vivencias sobre la actividad en Cúcuta el 23 de febrero. Siendo imposible comprobar todo lo dicho, lo lógico es no dar crédito a ninguno de sus datos. Pero tomando en cuenta la gravedad de los hechos que se desarrollan, es menester simplemente hacer preguntas. Preguntas, no afirmaciones.

Tomando como cierto el llamado del gobierno interino a que se haga una investigación profunda que deje resultados sobre todo lo que ha sido publicado hasta ahora, lo que queda es, en aras del «sumar y no restar» y de responder al «¿y tú qué propones?», presentar un cuestionario simple, a propósito del «Cucutazo».

  1. ¿Quiénes son Kevin Rojas y Rosana Barrera y en atención a qué criterios se les otorgó responsabilidad en Cúcuta?
  2. ¿Qué rol cumplía el diputado Sergio Vergara en las labores que los dos precitados acometían?
  3. ¿Quién es Osman Hutson y qué rol cumple en las actividades en Cúcuta?
  4. ¿Quién es Miguel Sabal y que funciones cumple en las actividades en Cúcuta?
  5. ¿Es cierto que Osman Hutson y Miguel Sabal responden directamente a las órdenes de Leopoldo López, por encima incluso de las disposiciones del presidente interino?
  6. ¿Qué rol cumplen en Cúcuta en la operación del 23 de febrero Gustavo Guaidó y Juan Victor Salcedo, hermano y primo hermano del presidente interino, respectivamente?
  7. ¿Qué rol cumple en las actividades del 23 de febrero Federico Pérez, mano derecha del presidente interino y amigo de la infancia de él y de su hermano?
  8. ¿Qué rol cumple en las actividades del 23 de febrero Demóstenes Quijada, hombre de confianza del presidente interino y al mando de quién?
  9. ¿Quién es Argenis Terán, alias «Chenito», y qué rol cumple en Cúcuta y a nombre de quién?
  10. ¿Es cierto que lo relacionado a la manutención de los militares que reconocieron al gobierno interino era responsabilidad exclusiva de Kevin Rojas?
  11. ¿Es cierto que el dinero que se le hacía llegar a Rosana Barrera era girado por Gustavo Guaidó y Juan Victor Salcedo?
  12. Tomando en consideración lo enviado por Lester Toledo a través de grupos de Whatsapp de activistas de Voluntad Popular, ¿quiénes son los financistas privados que hicieron llegar dinero al gobierno interino «para costear actividades no previstas por la ACNUR y otros entes»? ¿De cuánto dinero estamos hablando? ¿En qué se gastó ese dinero? ¿A través de quién se hizo llegar?
  13. ¿Es cierto que Lester Toledo debe aún 30 000 dólares en el hotel Hampton por concepto de alojamiento de él y su equipo en los días de febrero de este año y que abandonó Colombia sin hacer frente a dicha deuda contraída a nombre del gobierno interino?
  14. ¿Cuánto dinero se recolectó en el concierto a beneficio de Venezuela realizado en Cúcuta?
  15. ¿Dónde está el dinero recolectado en el concierto en Cúcuta?
  16. ¿Qué rol cumplió el primo hermano del presidente interino Juan Guaidó en dicho concierto y en razón de qué se le dieron responsabilidades en el mismo, si las tuvo?
  17. ¿Qué rol cumple la diputada Gaby Arellano en las actividades en Cúcuta? ¿Manejó dinero? ¿Cuánto, a través de quién y por concepto de qué?
  18. ¿Qué rol cumplió el diputado Ismael García en los días de febrero en Cúcuta? ¿Quién costeó sus gastos y a cuánto ascendieron los mismos?
  19. ¿Qué rol cumplió el diputado José Manuel Olivares en las actividades de febrero? ¿Manejó recursos? En caso de haber sido así, ¿de cuánto estamos hablando? ¿En qué se gastó?
  20. ¿A cuanto ascendieron los gastos del gobierno interino en Cúcuta, a propósito de las actividades desplegadas antes durante y después del 23-F?

No es difícil hacer preguntas. Quizás sí sea difícil responderlas. Pero en un país donde se le dijo a la gente que el cese de la usurpación era garantía del cambio de rumbo definitivo del país, empecemos entonces por lo que nos inquieta: demostrar que el cese de la usurpación incluye el cese de la corrupción, el cese de la impunidad y el cese del silencio y la solidaridad automática, en un país silente y amnésico.

Necesitamos respuestas. Y las necesitamos ya.

  • Daniel Lara Farías en venezolano, exiliado en Alemania. Es licenciado en estudios internacionales y comunicador de vocación. Conduce, desde 2013, el programa Y Así Nos Va en Radio Caracas Radio.

Más relacionadas