Gonzalo Orellana
Londres, Reino Unido
La historia del fútbol ecuatoriano durante el siglo 20 es bastante modesta. Con la excepción de lo hecho por algunos futbolistas como Alberto Spencer o Álex Aguinaga, a nivel latinoamericano nuestro fútbol estaba por debajo no solo de las potencias sudamericanas Brasil, Argentina y Uruguay, sino también de países como Paraguay, Colombia, Chile o Perú.
Esta posición es entendible, los éxitos deportivos son resultados de cuatro grandes variables: tamaño de población, nivel de ingresos, cultura e instituciones. El tamaño de la población influye de manera importante en el éxito deportivo de un país, no es casualidad que las Olimpiadas las pelean China y EEUU, dos de los tres países más poblados del mundo. Evidentemente el nivel de ingresos puede compensar el tamaño poblacional, es así que Holanda saca más medallas olímpicas que India, la práctica del deporte es más habitual en países desarrollados que en aquellos en vías de desarrollo; adicionalmente la infraestructura y los implementos deportivos tienen costos que muchos países pobres no pueden permitirse. Con cultura me refiero a la importancia que la sociedad de un país le da al deporte en general y a un determinado deporte en particular. El único deporte en el que India destaca a nivel internacional es el críquet, pues es el deporte más popular. Finalmente con instituciones me refiero a las asociaciones deportivas, equipos, manejo técnico, etc. Aquí una vez más los países desarrollados tienen ventajas sobre países en vías de desarrollo.
Si miramos el fútbol latinoamericano vemos que estas variables explican el éxito de ciertos países. Brasil es con gran diferencia el país más poblado de Latinoamérica. Argentina y Uruguay fueron los primeros lugares donde llego el fútbol en la región y los primeros países donde se crearon instituciones que lo apoyen, así como fueron durante mucho tiempo más ricos que el resto de Sudamérica. ¿Dónde deja esto a Ecuador? Pues el nuestro es el séptimo país por población en Sudamérica, su nivel de ingresos es superior al de países como Bolivia, Paraguay y hoy Venezuela pero por debajo de Uruguay, Chile y Argentina. A nivel cultural el fútbol es el deporte más popular, al igual que el resto de la región, e históricamente nuestras instituciones deportivas han sido mediocres, de hecho buena parte de los éxitos deportivos son producto de esfuerzos personales más que institucionales, por ejemplo: Jefferson Pérez, Andrés Gómez o Richard Carapaz.
Sin embargo, mirando el fútbol ecuatoriano en el siglo 21 vemos una progresión enorme, que nos pone todavía por debajo de Brasil, Argentina o Uruguay pero por encima de prácticamente todos los demás. Miremos algunos números: durante el siglo veinte, Ecuador asistió a dos mundiales, ambos de categoría sub 17 (1987 y 1995); por el contrario durante los 19 años del siglo 21 hemos clasificado a 10 mundiales: 3 profesionales, 4 en sub 20 y 3 en Sub 17. A nivel de jugadores, a finales del siglo 20 los jugadores ecuatorianos en el exterior se podían contar con los dedos de las manos, en la actualidad hay jugadores ecuatorianos repartidos desde EE.UU a Corea del Sur, de Italia a Tailandia.
La mejora en nuestras divisiones inferiores es tan notoria que durante 2019 cuando se jugaron sudamericanos en categorías Sub 17 y Sub 20, Ecuador fue junto a Argentina el único país que clasificó a los mundiales de ambas. Adicionalmente este año por primera vez Ecuador fue campeón sudamericano en divisiones inferiores, siendo el país que marco más goles y el que recibió menos. A lo que hay sumar el tercer puesto en el mundial conseguido hace algunas semanas.
La mejora se ha dado no solo a nivel de selecciones sino también a nivel de clubes. Mirando los números de la Copa Libertadores, el torneo de clubes más antiguo de Latinoamérica (empezó en 1960) vemos que la fortaleza de los clubes brasileros y argentinos se ha incrementado en el siglo 21 con respecto al siglo 20. En los 40 años de la Copa Libertadores del siglo 20, un 53% de los finalistas fueron equipos brasileros y argentinos, porcentaje que subió a 70% en el siglo 21. Uruguay ha visto reducido sus éxitos del 18% a apenas el 3%; Colombia decreció del 10% al 6%; Chile paso del 8% al 0%; y Perú paso del 3% al 0%. Por el contrario Ecuador aumento del 3% al 6%. Es decir, durante el siglo 21, Ecuador es junto a las dos grandes potencias el único país que vio incrementar su participación en finales de la Copa Libertadores.
Adicionalmente, durante este siglo, LDU se convirtió en el primer club ecuatoriano en ganarla. El año 2019 es un buen ejemplo del actual estado del fútbol sudamericano a nivel de clubes. Si sumamos los 32 equipos en octavos de final de Copas Libertadores y Sudamericana vemos que 10 son brasileros, 6 son argentinos y 4 ecuatorianos, el mismo número que la suma de Chile, Colombia y Perú.
¿Por qué un país que normalmente terminaba en los últimos lugares de torneos sudamericanos pasó a ser un frecuente representante de Sudamérica en torneos mundiales? ¿Por qué un país cuyos clubes rara vez eran protagonistas en torneos sudamericanos, es ahora el país con más representantes en las finales de torneos después Brasil y Argentina? Una de las cosas que cambiaron drásticamente fueron las condiciones económicas, la dolarización ayudó a atraer jugadores y técnicos extranjeros de mejor nivel, lo que ha tenido un impacto importante en la calidad del fútbol local. Hoy los equipos ecuatorianos, incluyendo los de tamaño medio son capaces de pagar salarios que en muchos casos están por encima del de otros países de la región, situación que no pasaba durante los 70s, 80s y 90s. La dolarización también trajo estabilidad a los clubes ecuatorianos y aunque muchos de estos han tenido manejos económicos que dejan muchos que desear, otros han sabido aprovechar la previsibilidad que la dolarización trajo a la economía ecuatoriana. El impacto de técnicos de calidad en los últimos 20 años ha sido muy importante, hoy es normal que técnicos del fútbol ecuatoriano pasen a dirigir selecciones, o se vayan a ligas más fuertes como Argentina o México. El fútbol ecuatoriano es visto ahora como una buena plataforma para pasar a equipos más grandes. Hoy inclusive tenemos algo muy poco común en el pasado, dos técnicos españoles dirigiendo en Ecuador.
Otro aspecto importante ha sido la mejora en la gestión de las divisiones inferiores. No hay mejor ejemplo de esto que Independiente del Valle, un equipo que llego a la primera división hace menos de una década y consiguió convertirse en una fábrica de buenos jugadores, al mismo tiempo en que alcanzó una final de Copa Libertadores. IDV es además el mayor contribuyente de jugadores a las divisiones inferiores de la selección de Ecuador. Otros equipos como LDU y Emelec también han hecho un buen trabajo generando jugadores en sus canteras.
Escribir esto después del patético desempeño de la selección mayor en la última Copa América puede parecer absurdo, pero existen varias razones para ser optimistas: clubes con mejores estructuras, mejores técnicos, futbolistas jóvenes mejor formados y más ambiciosos. Pero quizás las dos razones más importantes para ser optimistas son: el cambio de dirigencia en la Federación Ecuatoriana de Fútbol, después de casi dos décadas de Luis Chiriboga y su pandilla, marcadas por la corrupción y falta de transparencia a una dirigencia más joven, ambiciosa y que han hecho las cosas de manera correcta a nivel de clubes. El segundo cambio es la creación de la Liga Pro, una liga profesional que tenga como referencia y como principal asesor a la liga española, es un paso enorme en la dirección correcta. Las decisiones que ha tomado la Liga PRO para limitar el endeudamiento de los clubes, para exigir manejos financieros más profesionales, para repartir de manera más justa los ingresos por la venta de derechos de televisión son todos aspectos necesarios para profesionalizar el fútbol ecuatoriano.
El fútbol es el deporte más popular en Ecuador y aunque otros deportes han dado mayores éxitos, las alegría que puede dar este deporte son incomparables, de ahí la importancia de hacerlo más competitivo. Habrá quien diga que todavía estamos lejos de donde quisiéramos, sin embargo algunas de las cosas que hemos conseguido en los últimos 20 años habrían parecido imposibles de conseguir hasta el siglo pasado. Como en muchos de los cambios importantes que se dan en una sociedad, los avances del fútbol ecuatoriano han sido lentos, silenciosos y producto del esfuerzo de muchísima gente e instituciones. Estoy convencido que si tengo que repetir en 10 años este artículo, algunas de las cosas que hoy parecen imposibles se habrán conseguido.