Ecuador defendió este jueves su actual sistema económico, reconocido en su Constitución como social y solidario, al asegurar que este aporta eficiencia, sostenibilidad y calidad a sus ciudadanos pese a los «prejuicios» y el desconocimiento sobre ese modelo alternativo al capitalismo tradicional.
El director general del Instituto Nacional de Economía Social y Solidaria (IEPS), Diego Castañeda, aseguró a Efe que los países que usan ese sistema «producen de una manera eficaz, eficiente y capaz de competir en calidad con sus productos en el mercado internacional, pero es necesario darlo a conocer con mayor solidez en Ecuador«.
Precisamente, aunque estudios realizados por el IEPS demuestran que la economía solidaria es «sostenible, rentable y de calidad», aún existe un «prejuicio» que atribuye al desconocimiento, por el que se cree que este modelo está orientado solo a los sectores más pobres y marginales de la sociedad y cuyos productos son de peor calidad.
Así lo explicó el alto funcionario en el marco de la III Edición del Seminario Internacional de Economía Popular y Solidaria, que durante dos días se llevará a cabo a partir de hoy en la Plataforma Financiera de Quito.
El objetivo del evento, según explicó Castañeda, es «recoger las experiencias desde el sector real de la economía y el sector financiero, analizar hacia dónde se decantan las tendencias (económicas) y ver qué políticas públicas han tenido otros países para apoyar el desarrollo de este sistema».
Con esta información se pretende impulsar un modelo económico que, sin dejar de lado la productividad, la eficiencia y la rentabilidad, plantee una alternativa al capitalismo tradicional y hegemónico basada en los principios de la ética, la confianza y la solidaridad.
El directivo valoró que en Ecuador existe un amparo constitucional según el artículo 283 de su Carta Magna donde se reconoce el sistema económico del país como un sistema social y solidario, de manera que el Instituto de la Economía Popular y Solidaria obtiene incentivos y beneficios por parte del Estado.
Además, este modelo está dentro de la estructura del mercado, pero Castañeda declaró que hay que «hacer esa ruptura con el capital, basados en la filosofía de que el ser humano y el trabajo están por encima del beneficio económico».
También indicó que hay que generar una mayor asociatividad entre las cooperativas y crear redes, uniones y confederaciones entre estas organizaciones para conseguir una producción a gran escala que sea capaz de competir en los mercados.
En este sentido, la receta para lograr este objetivo es promocionar el modelo como un «comercio justo que produce bienes de calidad» desde una perspectiva ética, justa y solidaria.
Adoptar esta posición implicaría, según Castañeda, aceptar un cambio en la filosofía de vida donde primen los principios de la solidaridad, armonía con la naturaleza y donde se respete la cuestión de género.
Pero alertó, no obstante, que actualmente se observa el caso contrario en el ámbito internacional, donde unos pocos concentran gran parte de la riqueza mientras que la mayoría de los seres humanos viven bajo el umbral de la pobreza o la extrema pobreza.
De acuerdo con el Ministerio de Inclusión Económica y Social, en diciembre pasado se registró un 23 por ciento de pobreza y un 8,4 por ciento de pobreza extrema en Ecuador.
Castañeda advirtió que «no se trata de solo del capital o de la generación del trabajo, sino de la supervivencia de la humanidad» y defendió el principio de solidaridad como «elemento transversal en la economía para cambiar el modelo de pensamiento al que nos ha llevado el capitalismo a ultranza». EFE