La violación y el asesinato de una niña indígena de 11 años ocurrido en un alejado resguardo del departamento de Nariño, fronterizo con Ecuador, causó conmoción este jueves en Colombia por la sevicia con la que actuó el agresor.
La menor Karen Andrea Bernal García fue reportada como desaparecida el martes por la tarde luego de salir de su vivienda de la vereda (caserío) Andalucía, que forma parte del municipio de Samaniego, dijo a periodistas Gabriel Nasta, autoridad de ese resguardo del pueblo awá.
Luego de una intensa búsqueda el cuerpo de la niña fue hallado el miércoles en un cafetal con signos de haber sido violada y agredida con arma blanca.
El presidente colombiano, Iván Duque, dijo en redes sociales que «duele profundamente el asesinato de la niña Karen Andrea Bernal García, de 11 años, de la comunidad awá».
En el mismo mensaje el jefe de Estado hizo un llamamiento al país y señaló que los colombianos tiene que unirse «en la protección» de sus menores.
El pasado 20 de julio en la instalación de la nueva legislatura, Duque anunció que con el Congreso impulsará la propuesta de cadena perpetua para violadores y asesinos de niños.
Sobre el crimen, Nasta explicó que «hasta el momento» no hay «indicios de quién puede ser (el asesino), porque ella iba por un camino central por el que anda mucha gente».
El líder indígena detalló que Karen vivía con su mamá, que tenía otra hermana y que el papá dejó la familia hace tiempo.
El resguardo Awa-El Sande tiene 8.825 hectáreas y está habitado por 3.600 indígenas.
El secretario Gobierno de Nariño, Mario Viteri, repudió el asesinato y aseguró que la Policía, la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo investigan el caso.
«Es un hecho lamentable por tratarse no solo de una mujer, sino de una menor de edad», aseguró.
La directora del estatal Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Juliana Pungiluppi, anunció este jueves que brindará apoyo psicosocial a madre y hermana de niña indígena asesinada.
«Confiamos en la celeridad de las investigaciones por parte de las autoridades competentes para que se castigue de manera ejemplar a los responsables de este crimen que enluta a todo el país, particularmente a las comunidades indígenas de Nariño», dijo Pungiluppi.
Añadió que «como sociedad no podemos aceptar que la lista de niñas violentadas y asesinadas siga creciendo».
Hace dos semanas Colombia se estremeció por la violación y asesinato de la niña Sharik Buitrago, ocurrido en el municipio de El Retorno, en el departamento del Guaviare (sur).
El cuerpo de la menor de 10 años fue hallado en una caneca ubicada en el muelle fluvial Caño Grande, en El Retorno.
Por este caso fue capturado Juan Gabriel Díaz Sarmiento, de 37 años, en cuya vivienda la Policía halló los zapatos de la niña.
El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses informó que en el primer trimestre de este año 8.230 menores de edad fueron víctimas de algún tipo de violencia sexual en Colombia.
La alarmante cifra representa un incremento del 15 % si se compara con la del mismo periodo de 2018, cuando se instauraron 7.165 denuncias.
El 4 de junio al menos 10.000 personas marcharon en la ciudad colombiana de Buenaventura, que tiene el principal puerto sobre el Pacífico en el país, para rechazar la violación, tortura y asesinato de una niña de 10 años al parecer por parte de un tío.
La menor Diana Tatiana Rodríguez Castañeda, quien cursaba el tercer grado de primaria, desapareció de su vivienda y fue hallada muerta, amarrada de pies y manos a un madero y con signos de tortura.
Otro caso que horrorizó a Colombia ocurrió en diciembre de 2016, cuando la niña indígena Yuliana Andrea Samboní, de siete años, fue secuestrada, violada y asesinada por el arquitecto Rafael Uribe Noguera en un exclusivo sector de Bogotá. EFE