Esteban Enderica da el segundo oro a Ecuador este domingo y el cuarto en los Juegos Panamericanos

Esteban Enderica

El fondista ecuatoriano Esteban Enderica, bronce en los Panamericanos de 2015, no necesitó uno de los trucos de magia a los que es tan aficionado para ganar esta vez el oro de los Juegos de Lima: le bastó un acelerón en el último de los 10 km para ganar con 13 segundos de margen la prueba de aguas abiertas.

Enderica, de 28 años, hizo cumbre en su carrera en las frías aguas de la Laguna Bujama y dio a Ecuador su cuarta medalla dorada, segunda del día tras la lograda por Daniel Pintado en los 20 km marcha.

El nadador ecuatoriano invirtió 1h53.46 en llegar a meta, seguido por el argentino Guillermo Vitto Bertola con 1h54.00 y del estadounidense Taylor Abbott con 1h54.02.

En los primeros campeonatos internacionales en los que participó, Enderica, muy aficionado a la magia, era más popular por su faceta de ilusionista que por la de deportista.

Horas antes, en la prueba femenina, también sobre 10 km, la cinco veces campeona del mundo Ana Marcela Cunha, de Brasil, prestigió la prueba con su victoria tras nadar durante 2 horas, 51 segundos y 9 décimas.

Cunha superó a sus rivales y también a las bajas temperaturas del agua, 16 grados, que afectaron a varias competidoras y obligaron a tres de ellas, Mayte González de Cuba, Isabela Cabrera de Guatenala y Samantha Arévalo de Ecuador, a abandonar la prueba por hipotermia.

La ganadora aventajó en 31.3 segundos a la argentina Cecilia Biaglione y en 32.1 a la también brasileña Viviane Jungblut, plata y bronce.

A sus 27 años, Cunha enlaza en apenas dos semanas dos oros mundiales, en los 5 y 25 km de Gwanju (Corea) y este oro en los 10 km de los Panamericanos de Lima que la confirman como la jefa de todas las distancias.

Al paso por el km 3,8 marchaba en octava posición, a 13.3 segundos de la entonces líder, la estadounidense Kathryn Campbell. Pero en el siguiente kilómetro lanzo un ataque insoportable para sus seguidoras y desde el 7,5 ya no volvió a ver a nadie por delante. EFE

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