Las Fuerzas Armadas y sus tribulaciones

Alberto Molina

Alberto Molina Flores

Guayaquil, Ecuador

El Comandante de la FAE en su discurso en la ceremonia de aniversario dijo varias cosas que deben analizarse. Una de ellas, que los militares debieron operar con un sistema jurídico confuso: es que con la creación del voluminoso COIP, se metió en este Códig, de todo, como si fuera una fanesca jurídica.

Con esto, desapareció el CÓDIGO PENAL MILITAR. A más de eliminar, por razones ideológicas, la Ley de Seguridad Nacional y crear un remedo de ésta, una mala copia; desapareció la Secretaria del Consejo de Seguridad, un órgano permanente de asesoramiento directo del presidente.

Igual, luego del ataque a Angostura, Correa eliminó los sistemas de Inteligencia militar y policial, dijo que eran organizaciones que trabajaban para la CIA norteamericana. Como órgano de Inteligencia Estratégica, Correa creo la SENAIN, una verdadera Stasi criolla (policía siniestra de la antigua Alemania comunista); esta Secretaria de Inteligencia se dedicó a perseguir a quienes Correa consideraba sus enemigos, un sistema perverso de espionaje al servicio, no del Estado, si no del gobierno.

Vale la pena recordar que en la actual Constitución, no consta, borraron el concepto de FUERZA PÚBLICA, legalmente no existe; igual, que LA POLICIA NACIONAL CONSTITUÍA LA FUERZA AUXILIAR DE LAS FUERZAS ARMADAS. Estos conceptos son importantes para la coordinación en el empleo de las Fuerzas.

También borraron en la Constitución de Montecristi, que la FUERZA PÚBLICA SE DEBE AL ESTADO. Unas FF.AA. en democracia deben estar subordinadas al gobierno legítimo elegido por el pueblo en las urnas, jamás alinearse a proyecto político alguno.

En los acontecimientos inéditos de violencia vividos, los militares y policías se emplearon sin el armamento y equipo antimotines adecuados y atados a normativas juridicas que limitan su empleo.

Sin duda que estos acontecimientos no solo deben ser controlados en base a represiones, hay que reconocer que hay segmentos de ciudadanos que requieren en forma urgente sean atendidos en sus necesidades de salud, educación, de empleo digno, etc. El gobierno y la sociedad no podemos cerrar los ojos a realidades lacerantes.

Siempre habrá detonantes que sirvan de pretexto para salgan a la luz problemas que han estado postergados y han permanecido subyacentes, en espera ser resueltos, caso contrario tenemos situaciones como las vividas.

Nuestras Fuerzas Armadas jamás han sido represivas, al contrario; fueron las primeras en Latinoamérica en firmar con el organismo de Derechos Humanos (ALDHU), un convenio para la capacitación de los militares en el respeto a los Derechos Humanos; igual, el programa de APOYO AL DESARROLLO, tuvo mucha aceptación en el campo, en las áreas marginales de las ciudades y del cordón fronterizo, sobre todo el acercamiento a los indígenas con programas de salud, educación y trabajos comunitarios.

El gobierno, pese a la penuria fiscal, debe tratar de resolver estos acuciantes problemas, sobre todo, las dos demandas más importantes: trabajo y seguridad.

Una sociedad vive en paz si hay respeto a las leyes, si hay justicia, trabajo, libertad y democracia, solo así se evitará que se vuelvan a repetir episodios de violencia.

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