Independiente del Valle (IDV) llegó a lo más alto y Sangolquí, la pequeña ciudad vecina de Quito y cuna de los rayados, rozó el cielo con las manos con la victoria por 3-1 ante el argentino Colón, en la final de la Copa Sudamericana disputada este sábado en Asunción.
Miles de aficionados del Independiente se agolparon en el estadio «Rumiñahui» para seguir las incidencias del partido a través de una pantalla gigante instalada en el césped del escenario y que fue la fuente del delirio en las tribunas, atiborradas de azul.
Una verdadera fiesta se vivió en este escenario deportivo que también registró momentos de verdadera angustia, sobre todo cuando el Colón descontó por 2-1 en el minuto 89.
Pero una explosión de júbilo se escuchó en el estadio con el tercer gol, el del colombiano Christian Dájome a los 96, y cuando el árbitro dio el pitido final de un partido en el que pasó de todo y que celebró toda Sangolquí, ciudad que se elevó a las nubes con la victoria y el primer título internacional del club.
La final se reprodujo casi con exactitud, incluso por los fuertes aguaceros que cayeron casi al unísono en Asunción y en Sangolquí y que terminaron también casi al mismo tiempo.
La suspensión momentánea del partido por media hora en el primer tiempo no logró enfriar el ánimo en el campo, donde la afición desbordó en algarabía y en llanto por la hazaña conseguida por los dirigidos por el español Miguel Ángel Ramírez.
Al final se encendieron los fuegos artificiales y la música en el estadio «Rumiñahui» para celebrar la corona internacional conseguida por el Independiente del Valle, algo que se le escapó en 2016, cuando fue derrotado en la final de la Copa Libertadores ante el Atlético Nacional colombiano.
También los festejos se reprodujeron en algunos barrios de Quito, como en Calderón, donde también se instaló una pantalla gigante.
«Sé diferente, sé independiente», rezaba el eslogan principal del estadio , que se desbordó de alegría con los goles de Luis Fernando León, Jhon Jairo Sánchez y el colombiano Christian Dajome.
En las gradas, un personaje que no pasó desapercibido fue Edgar ‘el Gigante’ Calderón, que suele lucir una máscara y que nunca se cansa de alentar a su equipo.
Cumplió su sueño, pues, según relató a Efe, su gran anhelo era que el IDV se trajera a Sangolquí la Copa Sudamericana, algo que no duda también se logró por su cábala de lucir la máscara.
Inés Guerrero, otra de las aficionadas que soportó el aguacero en Sangolquí, también destacó la actuación del equipo llamado «Mata gigantes».
Ella está segura que «todo el país apoyó» al Independiente y que son en estos momentos en que todos los ecuatorianos «somos azules y rayados».
Marco Iturralde se adelantó al festejo y por eso ya se tatuó la primera estrella en su cuerpo.
«Señores, soy Independiente, somos orgullo nacional, ahora que estamos en la copa, nunca te voy a abandonar», coreó este aficionado.
Además de los cerca de 8.000 aficionados que iluminaron con sus celulares la noche en el «Rumiñahui», los hinchas también se ubicaron bajo techo en un centro comercial de Sangolquí.
Con el final del partido, las personas empezaron a salir del estadio en caravana de coches por las calles de la ciudad situada a unos 30 kilómetros al sureste de Quito.
Independiente del Valle logró este sábado que todos en Ecuador vibraran y celebraran como propio el éxito en la Sudamericana. ¡Salud al campeón! EFE