El golfo Pérsico, en el ojo del huracán por la escalada entre EEUU e Irán

Cazas estadounidenses despegan para efectuar misiones en Irak desde el portaaviones George H.W. Bush, en el Golfo Pérsico, el lunes 11 de agosto de 2014. (Foto AP/Hasan Jamali)

Casi todos los países del golfo Pérsico acogen a tropas estadounidenses y, por tanto, podrían ser objeto de un ataque si Irán decide propinar otro golpe a Estados Unidos, pero el mayor peligro es el que amenaza a la economía de una región que por primera vez en mucho tiempo insta en bloque a la desescalada.

El 3 de enero, un ataque de Estados Unidos en Bagdad causó la muerte del comandante iraní Qasem Soleimaní y otro líder militar chií de Irak, una acción a la que Teherán respondió días más tarde con el lanzamiento de misiles contra bases iraquíes en las que están desplegadas tropas estadounidenses.

«Todos los Estados árabes del golfo tienen un interés establecido en evitar una costosa guerra entre Irán y Estados Unidos en la región. Están en primera línea, tienen mucho que perder y por eso han estado llamando a la desescalada», consideró en declaraciones a Efe April Longley Alley, del centro Crisis Group.

A su juicio, evitar un posible conflicto armado va más allá de lograr una reducción «temporal» de la tensión y requiere la mediación de una tercera parte para lograr un pacto político, que probablemente incluiría el retorno de Irán al pacto nuclear a cambio del levantamiento de sanciones por parte de Washington.

Catar y Omán estarían tratando de mediar en la crisis actual, aunque este último perdió el viernes a su conciliador sultán Qabús bin Said, lo que podría dejarle fuera de combate por un tiempo de los intentos de mediación.

POSIBLES BLANCOS DE UN ATAQUE IRANÍ

Sin embargo, Alley advierte de que mientras prevalezca la tensión, Irán tiene incentivos para amenazar con una escalada bélica como forma de «desafiar el statu quo» en la región.

En su opinión, el lanzamiento de misiles de la semana pasada fue una mera respuesta militar «simbólica» y «está muy lejos de estar claro que esta vaya a ser la única» represalia.

Para Yasmine Farouk, del Programa de Oriente Medio del Carnegie Endowment, Arabia Saudí, el gran aliado de Washington, y Emiratos Árabes Unidos (EAU) son los que más papeletas tienen en la lotería, mientras que Omán y Catar podrían no estar entre los objetivos principales de un posible ataque iraní.

Sin embargo, recuerda que «Estados Unidos es ahora mismo un objetivo para Irán» y no descarta que, aparte de Riad y Abu Dabi, alguna otra nación del golfo puede sufrir el látigo de Teherán debido a la presencia estadounidense en su suelo, aunque no sería su objetivo principal.

Baréin, un pequeño país insular, acoge la sede de la Quinta Flota Naval de Estados Unidos, que supervisa las operaciones marítimas en toda la región, y Catar tiene en su territorio la base área de Al Ubeid, la mayor de la región en la que hay destacados cerca de 13.000 militares estadounidenses.

Otra importante base estadounidense, Al Dhafra, se encuentra en Emiratos Árabes Unidos, mientras que Kuwait hace de anfitrión a las tropas estadounidenses en el campamento Arifjan.

Pero lo que más preocupa a Farouk son las repercusiones de la escalada en la economía y el comercio de las monarquías del golfo, en parte debido a que «todo lo que tiene que ver con la seguridad del flujo de petróleo y el comercio se vuelve más caro».

ARABIA SAUDÍ, UNA ECONOMÍA EN RIESGO

En el caso de Arabia Saudí, el reino está tratando de abrirse al turismo y, por supuesto, muy pocos se atreverán a viajar en medio de la tensión, especialmente después de que se confirmase que Irán derribó un avión ucraniano por error el pasado día 8, causando la muerte de 176 personas.

Además, está implementando «enormes proyectos nacionales y necesita centrar los recursos y la atención en esos proyectos», destacó la analista en referencia a los planes de desarrollo y eventos de diversa índole en el reino, que a final de este año acogerá la cumbre del G20.

Otros países se ven en la misma disyuntiva, como EAU, que en breve dará el pistoletazo de salida a la titánica Dubái Expo 2020.

Sin embargo, en medio de la escalada los saudíes podrían comprar armamento estadounidense, que Riad utiliza en sus «operaciones defensivas y ofensivas» en el Yemen a la cabeza de una coalición de países suníes contra los rebeldes hutíes, supuestamente apoyados por Irán.

Farouk cree que la reciente visita a Washington del viceministro saudí de Defensa, Jaled bin Salmán, habría tenido, precisamente, como objetivo «ver qué puede hacer Estados Unidos para estimular su campo de la defensa todavía más, así como el potencial para una desescalada» en medio de la tensión en Oriente Medio.

En cuanto al Yemen, a juicio de la experta, Riad está tratando de «cerrar el capítulo yemení» y, si bien se podrían esperar nuevos ataques «no necesariamente de envergadura» por parte de los rebeldes chiíes, por el momento se desconoce cómo podría afectar la muerte del general iraní a este conflicto.

Soleimaní era el encargado de las operaciones fuera de Irán de los Guardianes de la Revolución y supervisaba a las milicias iraníes o próximas a Teherán en la región, enemigas de los países suníes del golfo que, en concreto en el caso de los hutíes, han sido blanco de sus ataques con drones y misiles. EFE

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