El actual vicepresidente del gobierno español Pablo Iglesias y el ex presidente de Ecuador Rafael Correa pactaron en 2019 un plan para desarrollar todas las acciones necesarias a fin de evitar la extradición a Quito de Pablo Romero Quezada, que había sido el secretario de Inteligencia del gobierno de Correa entre 2012 y 2014, según ha revelado el sitio español OkDiario.
Iglesias y Correa se conocían desde finales de 2014 cuando el dirigente de Podemos visitó al mandatario ecuatoriano en el Palacio de Carondelet de Quito, donde cantaron a dúo después de una cena “Hasta siempre comandante”, narra OkDiario en un reportaje firmado por el periodista Manuel Cerdán y publicado este 21 de febrero de 2020.
En aquel viaje, Iglesias confesó ser un admirador de Correa, según él, por sus logros sociales y económicos: “Por su posición contra los grupos de poder y por su defensa de la soberanía”, según publicó el diario ecuatoriano El Comercio, citado por Cerdán. Las palabras de Iglesias no eran gratuitas porque estaba siendo financiado por el Gobierno de Ecuador a través del CEPS, que fue la antesala de Podemos en las recaudaciones millonarias de los gobiernos bolivarianos.
Según OkDiario, que no cita fuentes, Iglesias y Correa mantuvieron un encuentro privado para tratar el asunto de la extradición en una visita a Madrid que realizó el ex presidente en junio de 2019. Los dos políticos cenaron en un restaurante próximo a la Gran Vía y a la sede de Podemos, en la calle Princesa, en Madrid.
El tema de la velada fue la paralización de la entrega a Ecuador de Romero, que ya había sido aprobada por la Audiencia Nacional el 14 de enero de aquel año y que los abogados de Podemos habían logrado retrasar tras solicitar su asilo político en España.
De acuerdo a fuentes que no revela, pero que parecen ser los agenets policiales que entonces seguían a Romero opara evitar su fuga de España, OkDiario sostiene que en ese viaje a Madrid, Correa mantuvo también un encuentro secreto con Romero en un apartamento turístico del centro de Madrid.
En julio de 2019, la Comisión Interministerial de Asilo y Refugiados del Ministerio del Interior denegó la petición de asilo pedida por Romero. Un mes después, la Audiencia Nacional emitía una nueva orden de busca y captura y el ingreso en prisión del exsecretario de la SENAIN, según el auto, “ante los datos aportados por el informe de la Consejería de Interior de la Embajada de España en Quito”.
Romero ha llegado a Quito, extraditado este viernes 21 de febrero. Para Correa representa un grave revés: Romero era el Secretario de Inteligencia cuando dos agentes de la SENAIN, Raúl Chicaiza y Diana Falcón, dirigieron el secuestro en Bogotá del entonces asambleísta suplente Fernando Balda, prófugo de la justicia que lo buscaba por haber dicho que la SENAIN espiaba a los opositores políticos por orden de Correa.
Según han determinado dos procesos judiciales, uno en Colombia y el otro en Ecuador, y según han confesado ambos, Chicaiza y Falcón espiaron a Balda en Bogotá y luego contrataron a sicarios, pagándoles con fondos de la SENAIN, para que lo secuestren en 2012.
Tanto Chicaiza como Falcón ha confesado que espiaron a Balda y lo secuestraron por orden de su jefe, Pablo Romero. Chicaiza ha declarado bajo juramento que Romero le dijo que la orden la había impartido Correa. Chicaiza ha declarado incluso que en alguna ocasión Romero le puso al teléfono al propio Correa para que le dé instrucciones precisas.
El juicio en Ecuador condenó a Chicaiza y Falcón por secuestro. Pero el proceso se detuvo con respecto a Romero y al expresidente Correa por encontrarse prófugos.
Según OkDiario, la extradición de Romero puede afectar también a Pablo Iglesias, si este diera detalles de la supuesta financiación bolivariana de su partido, que recibió fondos de Ecuador, Bolivia y Venezuela, entre otros países del entorno chavista.