Un domingo sin fútbol

Steward atrapa a un invasor de campo cuando Cristiano Ronaldo de la Juventus reacciona después del partido de fútbol del grupo D de la UEFA Champions League entre Bayer 04 Leverkusen y Juventus FC en Leverkusen, Alemania, el 11 de diciembre de 2019. EFE / EPA / FRIEDEMANN VOGEL

Madrid, 22 mar (EFE).- Mientras dura la cuarentena, los futbolistas tienen sus planes para mantenerse en forma. Muchos son conocidos. Entrenamientos específicos en casa dentro de las posibilidades de cada uno. Pero, ¿qué hacen sus jefes? ¿Qué hacen los entrenadores en pleno encierro con el fútbol mundial parado?

Ellos también tienen sus inquietudes y mantienen su ritmo laboral. Desde sus casas, no dejan de trabajar cuidando los detalles para culminar lo que resta de curso. Pero también mantienen otras actividades. Con mucho tiempo a lo largo del día, pueden desarrollar sus aficiones.

Lejos han quedado las arengas a sus jugadores antes de los partidos. Como la de Al Pacino en la película «Un domingo cualquiera», donde animó a sus jugadores de fútbol americano con una emotiva charla.

«Todo se reduce a hoy. O jugamos como equipo o nos desmoronamos. Jugada a jugada, pulgada a pulgada, hasta el final. Estamos en el infierno, caballeros. O nos quedamos aquí para dejarnos machacar o luchamos para volver a la luz. Podemos salir del infierno pulgada a pulgada», dijo.

De un infierno diferente, el del coronavirus, trata de salir la sociedad española. Y, en el fútbol, los entrenadores intentan sobrellevarlo de la mejor manera posible. Como el técnico del Getafe, hombre de moda hasta el parón futbolístico. José Bordalás, sigue con sus tareas habituales, pero también mantiene otras preocupaciones.

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«Estoy en contacto amigos y familia. Te preocupas más. Esto que está ocurriendo nos va a hacer valorar y reflexionar lo que hacíamos antes, si era lo correcto. Ahora le damos mucha más importancia a la amistad y valoras a muchos profesionales como fuerzas de seguridad o sanitarios que se vuelcan y se dejan prácticamente sus vidas por el prójimo. Valoro todo eso, que hace grande a un país», dijo a EFE.

Bordalás también sigue en contacto permanente con su cuerpo técnico y jugadores. Controla los ejercicios de mantenimiento físico en base a las posibilidades que tiene cada uno en su domicilio. Muchos han recibido bicicletas estáticas en su casa para no perder la forma. Y, además, repasa vídeos de sus rivales, sobre todo del Inter, que era el último equipo al que iba a enfrentarse.

Pero el entrenador del conjunto madrileño tiene otras aficiones: la lectura. No deja de leer. Aparte, está perfeccionando su inglés y no ve mucho la televisión. No es adicto a las series ni a las redes sociales: «Tomé una decisión en un momento determinado. Consideré que no estaba a favor. Las Respeto. Pero en mi caso personal, preferí estar aislado en ese sentido. Eso no quiere decir que en un futuro pueda tenerlas. Pero ahora estoy bien así», afirma.

Facebook, Twitter o Instagram tampoco son muy del gusto de otros entrenadores. Es el caso de Julen Lopetegui, el preparador del Sevilla, que no presta mucha atención a las redes sociales y prefiere mantenerse en contacto con el club y con su equipo técnico para seguir en la distancia el trabajo que ha mandado a su plantilla.

Mientras, el Sevilla se ha volcado en sus redes con la campaña «Quédate en casa» y emite partidos destacados de la historia europea del club para hacer más ameno el encierro a sus aficionados. Lopetegui, mantiene un perfil más técnico y trabaja con más tiempo libre.

Como Joan Francesc Rubi, su vecino del Betis, poco propenso a actuar en las redes sociales y que pasa su periodo de cuarentena en casa donde, aparte de preparar tácticas, ver partidos de su equipo y estar en contacto permanente -dos veces al día- con los médicos y preparadores físicos, dedica a su familia el tiempo que no puede cuando está en plena temporada.

Rubi, según informaron a Efe fuentes del Betis, conversa a diario con el coordinador del Área Deportiva del club, Alexis Trujillo, se mantiene en contacto con su familia en Cataluña por Skype y en el día a día ayuda a su hijo a hacer los deberes, practica deporte en casa durante una hora cada día, ve Betis TV y películas, juega a la ‘play’ y respeta a rajatabla el confinamiento decretado por las autoridades. Esta semana, sólo ha salido una vez a comprar artículos de primera necesidad.

También en Andalucía, más al este, Diego Martínez, entrenador del Granada, ocupa poco tiempo de su confinamiento en las redes sociales. Pese a ser el preparador más joven de LaLiga Santander, sin haber alcanzado aún los 40 años, difiere de la mayoría de personas de su generación, ya que no tiene cuenta ni en Twitter, ni en Instagram o Facebook. Por no tener, ni tiene WhatsApp en su teléfono móvil.

Pasar con su esposa y con su hija de tres años el tiempo del que no puede disponer durante el transcurso regular de la temporada es su principal ocupación durante este encierro obligado. También dedica muchas horas a su gran afición, la lectura, y sigue la costumbre de leer a la vez varios libros.

Ese mismo perfil familiar también lo tiene el entrenador del Atlético de Madrid Diego Simeone. El argentino aprovecha el tiempo libre para disfrutar más de su familia. Tiene dos hijas pequeñas con su actual pareja, Carla Pereyra, llamadas Francesca y Valentina. La segunda hizo su primer año en febrero. Además, su hijo Giulano está en Madrid y juega en el juvenil B de la cantera rojiblanca desde el inicio de la presente temporada.

Pero el entrenador argentino también sigue viviendo el fútbol y trabaja en vídeos individuales para cada uno de sus jugadores que prepara en coordinación con su ayudante Nelson Vivas. Hace un uso intensivo de Skype y otras herramientas que le permiten continuar adiestrando a los jugadores de su plantilla aun en tiempos de parón competitivo.

En el Athletic, Gaizka Garitano, aparte de su trabajo más técnico, lee con pasión. Le encanta. Lo hace tanto en euskera como en castellano y también está aprovechando el encierro para afianzar su inglés, idioma en el que tiene un nivel bastante alto. Y no descuida el físico. Hace mucho ejercicio porque le gusta mantener la forma durante todo el año.

En Segunda División, el héroe del Deportivo, Fernando Vázquez, prepara el trabajo para los futbolistas, se mantiene en contacto con ellos, y habla con fisioterapeutas y médicos. También repasa los partidos que ha disputado su equipo y los de sus rivales. Y, como otros técnicos, lee y hace ejercicio. Él utiliza la bicicleta con rodillo.

Paco Jémez, entrenador del Rayo Vallecano, también sigue alguna de esas costumbres. Y añade otras: «Me levanto por la mañana, hago un poquito de ejercicio en un medio gimnasio improvisado, bajo a comprar rápido con mis guantes y mi mascarilla y después toco la guitarra, veo series, juego a la Play y veo en la tele fútbol y golf. Aun así, con tanto tiempo, me aburro. Esto es lo más parecido a estar en la cárcel», aseguró a EFE.

Todos son ejemplos de la otra cara del fútbol. Los futbolistas son los verdaderos protagonistas, pero detrás de ellos están los entrenadores, que se preocupan por sus jugadores y, a la vez, desarrollan unas aficiones iguales a las del resto de las personas que están encerradas en sus casas.

En un domingo sin fútbol, toca pasar el tiempo de la mejor forma posible. Ya llegará el momento de hablar del infierno que narraba Al Pacino en su película. Ahora, simplemente hay que pasarlo. EFE

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