Las Copas de Europa del sufrimiento: la tercera y la undécima

EFE/EPA/PETER POWELL

Madrid, 27 may (EFE).- El Real Madrid celebra el 28 de mayo dos conquistas de Copas de Europa repletas de sufrimiento. La tercera, firmada en 1958 ante el AC Milan con exhibición de Alfredo Di Stéfano, en la primera final con prórroga en la historia de la competición; y la undécima, en 2016, en la tanda de penaltis con Cristiano Ronaldo firmando el definitivo ante un Atlético de Madrid que volvía a quedarse a puertas de la gloria.

Dos leyendas del madridismo fueron decisivas para la conquista de la tercera y la undécima Copa de Europa. De Di Stéfano a Cristiano. En Bruselas y Milán. Dos rachas únicos de unos equipos que escribieron historia en la competición de mayor prestigio a nivel de clubes. La tercera conquista de cinco consecutivas en el inicio de la Copa de Europa. El único equipo que firmaba dos seguidas desde el cambio de la denominación a Liga de Campeones.

El Atomium, la fascinante estructura modernista de 102 metros de altura, fue testigo directo, silencioso y majestuoso, de la exhibición de Di Stéfano, de la ráfaga de Paco Gento, de la fe de un equipo como el Real Madrid que extendía su dominio ante el todopoderoso Milan.

Se cumplen 62 años de la tercera. Aquel 28 de mayo de 1958 el cuadro blanco añadió una muesca más a su indiscutible dominio en la Copa de Europa. Lo hizo sabiendo sufrir. Al ritmo de la ‘Saeta Rubia’, considerado por entonces el mejor jugador del mundo, alma y guía de un conjunto histórico. Y lo remató como una galerna, apodo que recibió Paco Gento, actual presidente de honor de la entidad, como una ráfaga súbita de viento frío en forma de disparo cruzado que dejó helado a un rival que minutos antes había saboreado el título.

Una final bella y emocionante, la primera en la que fue necesaria una prórroga tras acabar el tiempo reglamentario con empate a dos. La tercera edición de la máxima competición continental se recordará a parte por el desastre aéreo del Manchester United en Múnich cuando volvía de jugar en Belgrado los cuartos de final. Fallecieron 23 personas entre jugadores, periodistas, cuerpo técnico y personal de vuelo.

El Milan llegaba a la capital belga con ganas de revancha tras perder dos años antes en la semifinal ante el Real Madrid y con ansia de poner fin a su trono. Y lo cierto es que estuvo cerca de conseguirlo. Con un bloque plagado de figuras italianas y estrellas sudamericanas era un conjunto tremendamente armado.

Tras un primer periodo de equilibrio y sin goles, el conjunto italiano se adelantó en dos ocasiones por medio del uruguayo Alberto Schiaffino y el argentino Ernesto Grillo. Pero este Real Madrid además de calidad, tenía corazón. No se rindió y respondió puntualmente con un derechazo de Di Stéfano y un disparo colocado de Héctor Rial para evitar la derrota y mandar la final a la prórroga.

Ese carácter le mantuvo con vida y le dio el triunfo a los 17 minutos del periodo añadido. Una acción por la derecha entre Raymond Kopa y Juan Santisteban acabó en la parte izquierda del área. Tocó Di Stéfano, hábil para bajar el balón y dejarlo hacia atrás, y llegó como una exhalación Gento para enganchar un disparo al que no pudo responder el meta Narciso Soldan. Juanito Alonso, el arquero madridista, hizo el resto con paradas que certificaron la tercera.

Las mismas ganas de revancha las tenía en el 2016 el Atlético de Madrid, dos años después de haber acariciado la ‘orejona’ y ver como Sergio Ramos lo tiraba todo por tierra con su testarazo en el minuto 93. La reedición de la gran final, en esta ocasión en Milán, le tenía reservado un castigo aún mayor.

El futbolista del Real Madrid Cristiano Ronaldo lamenta una oportunidad de gol perdida contra el Manchester City, durante un partido del torneo International Champions Cup en el estadio MCG de Melbourne (Australia) hoy, 24 de julio de 2015. EFE/Joe Castro.

De nuevo Ramos convertido en máximo enemigo. En esta ocasión con los papeles cambiados, marcando primero el Real Madrid. Otra vez con el camero decisivo a balón parado tras la falta de Toni Kroos y el balón prolongado por Gareth Bale al cuarto de hora del partido. Fue la primera de Zinedine Zidane en el banquillo. La mejor época de la BBC (Bale-Benzema-Cristiano). El inicio de su historia como el único técnico que firmó tres ‘Champions’ consecutivas.

Y lo arrancó con grandes dosis de sufrimiento porque el Atlético no paró hasta el empate. Fue un duelo de poca belleza al que sobró intensidad. «Nunca dejes de creer» era el lema rojiblanco en una edición en la que había eliminado a Barcelona y Bayern. Lo esgrimió hasta el último suspiro, levantándose al golpe del gol, a los recuerdos y al penalti fallado por Griezmann. A doce del final, con tanto del belga Yannick Ferreira Carrasco, ponía ante las cuerdas al rey de Europa.

«Esto es el Real Madrid, todos nos dan por muertos y ganamos la Champions. El Real Madrid es la Copa de Europa». Frase de Álvaro Arbeloa tras una nueva conquista. Diego Simeone tuvo al rival en su mano y en vez de ir por él, ordenó recular para recuperar fuerzas tras el desgaste. Resucitó a los de Zidane que pudieron marcar en la recta final y acabaron firmando la undécima en los penaltis. Juanfran Torres cerraba la peor noche de su vida chutando al poste y el destino le tenía el momento deseado a Cristiano. No le tembló el pulso para cerrar una de las Copas de Europa con mayores dosis de sufrimiento para el madridismo. EFE

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