¿Hasta cuándo, señora Atamaint?

Hernán Pérez Loose

Guayaquil, Ecuador

¿Hasta cuándo usted abusa de la paciencia y cansancio de los ecuatorianos? ¿Cree realmente, Sra. Atamaint, que la ciudadanía no ha caído en cuenta que usted y sus dos aliados, que forman mayoría en el Consejo Nacional Electoral (CNE), están al servicio de las mafias que han destruido a nuestro país a base del robo, abuso y caudillismo?

¿Tan idiotas usted cree que somos los ecuatorianos para pensar que sus maniobras pasan desapercibidas? ¿No está satisfecha con haber erosionado la confianza de la ciudadanía en el próximo proceso electoral a medida que van saliendo a la luz sus maniobras de trastienda y pésima administración?

¿No le avergüenza el hecho de que mientras la fiscal general, Dra. Diana Salazar, se la viene jugando en su combate contra las pandillas y mafias que nos han gobernado dándole así un poco de esperanzas al país, usted y sus aliados se dedican precisamente a lo contrario, a ayudarlos a permanecer en la vida pública?

¿Cree que el país ha olvidado que usted y sus aliados aprobaron un informe que exoneraba al movimiento político de propiedad del Gran Ladrón que ahora vive en Bélgica, de haber tenido doble contabilidad cuando fue precisamente ese manejo doloso –confirmado por dos exfuncionarias de confianza del jefe de la mafia– lo que lo condenó a él y a su pandilla a la cárcel? Afortunadamente, los jueces del caso Sobornos 2012-2016 no le dieron al informe que usted aprobó la importancia probatoria que los acusados esperaban que tuviese durante el juicio penal. Bastaría este hecho –haber usado una función pública para intentar encubrir a una pandilla de ladrones– para que usted abandone su cargo.

¿Cree usted, Sra. Atamaint, que el país se ha tragado el cuento de que es una simple coincidencia el que uno de los asambleístas que impidieron que usted fuera juzgada políticamente fue uno que logró que el CNE le aprobara su movimiento político, proceso de legalización que ahora está cuestionado por la Contraloría General? Para variar, el asambleísta beneficiado con su accionar está hoy preso por haberse robado fondos públicos destinados a construir un hospital. Es decir, la corrupción ecuatoriana en su máximo esplendor. Si ese hubiera sido el pacto con un asambleísta, ¿qué nos asegura que algo similar no habría sucedido con los otros que votaron a su favor en la comisión dizque fiscalizadora?

El contralor tiene no solo la facultad, sino la obligación de investigar si las organizaciones políticas que el CNE aprueba cumplen con los requisitos legales. La razón es simple. Estas organizaciones gozan de una serie de beneficios que son financiados por los ecuatorianos. Esta es otra barbaridad, que los ciudadanos debemos mantener económicamente a los políticos a pesar de que luego nos roben.

La reciente reforma electoral da a la Contraloría General un papel protagónico con respecto al uso que hacen estas organizaciones de los dineros públicos que reciben. Urge entonces que se completen las auditorías pendientes. Habiendo fracasado la Asamblea en su tarea fiscalizadora, se impone que el contralor general la asuma.

(Al escribir este artículo no se conocía de la decisión del contralor de destituir a la Sra. Atamaint. Creo que es una decisión correcta, y se deberá ahora iniciar las investigaciones a fondo de sus desastrosa administración). (O)

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