Gestión de Riesgos vs. Defensa Civil

Alberto Molina

Alberto Molina Flores

Guayaquil, Ecuador

Según la Ley de Seguridad Nacional, promulgada en 1979, el
Presidente de la República es la máxima autoridad y preside el Consejo de
Seguridad Nacional, el mismo que dispone de una Secretaría General,
organismo de carácter permanente que depende, de manera directa, de la
Presidencia de la República. Su misión es asesorar al Consejo de Seguridad
Nacional y facilitar su funcionamiento, tramitar las decisiones del Presidente de la República, elaborar los planes de Seguridad Nacional y coordinar las actividades específicas de todos los organismos de la Seguridad Nacional.

Uno de los organismos dependientes de la Secretaría General es la “Dirección Nacional de Defensa Civil”.

El Sistema Nacional de la desaparecida Defensa Civil estaba constituido por el conjunto de organismos y organizaciones de los sectores público y privado, nacional, provincial, municipal, parroquial y barrial que, mediante la coordinación integrada, ejecutaban acciones permanentes para proteger a la población y sus bienes, antes, durante y después de un desastre originado por fenómenos de la naturaleza o por efectos derivados de la intervención del hombre.

La Defensa Civil contaba con recursos ordinarios y extraordinarios
asignados en el presupuesto del Estado y contaba con un “fondo de
contingencia” que se alimentaba con asignaciones anuales y se mantenía en el Banco Central.

En los nefastos 10 años de gobierno de Rafael Correa, como ningún presidente, trató de debilitar a las Fuerzas Armadas. Las actividades que manejaban los militares con responsabilidad y patriotismo les fueron despojadas, tal es el caso de la Defensa Civil. Correa eliminó la Ley de Seguridad Naciona y la sustituyó por una mala copia de la ley derogada, llamada Ley de Seguridad Pública y del Estado, desapareció la Secretaria del Consejo de Seguridad, las Direcciones Nacionales de Inteligencia, Movilización, Defensa Civil y al Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) lo convirtió en un centro de adoctrinamiento de la llamada Revolución Ciudadana del Socialismo del Siglo XXI.

A la Dirección de Inteligencia la sustituyó por la tristemente célebre Secretaría Nacional de Inteligencia (SENAIN), una Stasi criolla -policía política de la desaparecida Alemania comunista- que servía para amedrentar y perseguir a quienes consideraba sus adversarios políticos y que no comulgaban con sus trapacerías y corruptelas. A la Defensa Civil la sustituyó por la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, la misma que asumió todas las competencias, atribuciones, funciones, representaciones y delegaciones que eran ejercidas por la Defensa Civil, pero se aumentó desmesuradamente el número de empleados, especialmente con miembros de su partido y la Secretaria pasó a tener rango de Ministro.

Con la arrogancia que le caracterizaba, Correa manifestó “que el Ecuador era un país pionero en la gestión de riesgos de desastres”, como si antes no hubiese existido la Defensa Civil. La Secretaría de Gestión de Riesgos ha sido manejada por gente inexperta y con más burocracia, cumplió a medias con sus responsabilidades. Su Secretaria General se vio obligada a renunciar envuelta en un escándalo de corrupción en los momentos más trágicos que vive nuestro atribulado país. Su sustituto es aún más impresentable, es otro correista reciclado.

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