Escenario electoral atomizado

Maríasol Pons

Guayaquil, Ecuador

Los problemas “democráticos” del Ecuador tienen una base común que radica en las reglas de participación para postulantes de elección pública. El Código de la Democracia impuesto por el Correismo y el modelo del SSXXI pretendió vendernos una figura de participación equitativa estableciendo el Fondo de Promoción Electoral.

¿En qué se traduce esto? Primero, en una atomización de la papeleta electoral que asegura que el triunfo se dé con un porcentaje muy bajo en primera vuelta. Es decir, que los candidatos que entran a segunda vuelta no necesariamente tendrían suficiente espacio para gobernar debido a la poca representatividad con la que el sistema los coloca en el poder.

Segundo, que el estado derrocha recursos públicos en candidatos o partidos que no tienen representatividad popular suficiente para justificar esos recursos, creando así, una especie de red de rémoras alrededor de CNE que justifican su existencia no por quienes representan -como debería ser- sino por los recursos que un sistema acólito les garantiza. Es verdad que quienes no llegan a la cuota mínima son eliminados, pero todo tipo de artimaña le permitirá mantenerse en el mínimo y asegurar su existencia sin que sea realmente representativa.

Tercero, la subjetividad que se da en la “aprobación” o “censura” de las palabras y diseño del contenido de las campañas. Me explico: como el Código de la Democracia impide la contratación directa de medios y vallas para publicidad, todo pasa por intermediación de los funcionarios del CNE que son quienes deciden si el contenido y la forma es apropiado de acuerdo a las reglas establecidas por el mismo Código. ¿Nos damos cuenta de la censura que existe en esta fase?

Cuarto, esta figura de “todos participan de manera equitativa” equivale a todo lo contrario, pues quien se fortalece en este engendro es el estado candidato, que como bien hemos visto, hace campaña desde la estructura gubernamental sin ningún reparo, cito el caso Sobornos donde se transaba contratación pública para fondos de campaña de Viviana Bonilla, candidata de la 35-Alianza País- para la alcaldía de Guayaquil.

Toda esta reflexión para que comprendamos la hipocresía del modelo y por qué hoy la lista de precandidatos a la Presidencia de Ecuador supera los 20 nombres. Estos de depurarán hasta el 18 de Septiembre- 3 de Octubre que inicia el proceso de inscripción, el “análisis” del Fondo de Promoción Electoral se dará entre el 8 y el 14 de diciembre  y la campaña será entre el 31 de Diciembre 2020 y el 4 de Febrero 2021.

No es que la gente enloqueció, es que el sistema propicia esta realidad caótica que fortalece la figura de un circo porque hay quien lo pague. Lo lógico y transparente es que un candidato convoque a quienes comparten su visión de país y quienes tienen la voluntad de apoyar a un determinado candidato o movimiento político lo haga de manera frontal, declarando la donación, el origen de los fondos de la misma y ojalá esta fuera deducible de impuestos para promover una participación representativa de las fuerzas de producción y no de la burocracia parasitaria para, de la misma manera, contribuir a aligerar la carga fiscal.

Mientras tanto los movimientos con “inconsistencias” han sido “suspendidos” recientemente por el CNE (léase los movimientos correistas cuyas firmas incluían gente fallecida) y el procedimiento espera su plazo de descargo de pruebas. Ya se publicarán las alianzas mientras se cuaja el escenario electoral, estemos atentos.

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