Quito, Ecuador
Miles de personas opinan periódicamente sobre el desenvolvimiento del país; sienten como avanza la crisis y temen su agravamiento si no se aplican las medidas convenientes. La opinión pública es una real
contribución para quienes toman decisiones.
En este año, como en ningún otro desde el retorno a la democracia en 1979, la población sitúa como el primer problema de atención prioritaria a la corrupción y al mal manejo del gobierno y la justicia. Este problema en el año 2017 registró el 12%, ahora subió al 29%. Luego mencionaron a la economía que bajó del 29% al 25%, al combate al desempleo y subempleo, 21%, y al manejo del Coronavirus y cuidado de la salud (20%) el cual en el mes mayo anterior figuró en primer lugar, con el 39%.
El ánimo de la población se ha deteriorado progresivamente. Al inició del gobierno en 2017 el 54% dijo sentirse optimista, cuando se convocó al diálogo y se organizaron frentes de transparencia que no prosperaron. Parecía que se cumplirían las promesas de campaña de 250 mil empleos por año, 40 universidades, 375 mil viviendas y de terminar la pobreza infantil en 2 años.
Pero la mesa servida no fue tal ni tampoco la gran revolución ciudadana como la calificó el nuevo Presidente, pues al poco tiempo dijo: “ahora se llama revolución a cualquier pendejada”, añadiendo que “donde se pone el dedo, salta pus”. Las promesas fueron simples frases elocuentes; seguían y siguen en los puestos claves personeros del gobierno anterior.
La falta de ejecutorias deterioró la imagen presidencial que del 77% de aprobación en agosto 2017, cayó progresivamente al 9% en julio de 2020, con el 8% de credibilidad. La Asamblea Nacional comenzó en mayo 2017 con 71 gobiernistas y 66 de oposición; ahora pocos siguen en las bancadas iniciales. Hubo gran expectativa sobre su gestión, pero su deterioro ha sido tal que el 43% de aprobación en 2017 bajó al 3% en julio 2020, con una credibilidad en la palabra de los asambleístas que cayó del 29% al 2% en igual período.
De esta forma la población confirmó su rechazo y repudio al tráfico de influencias, sobornos, diezmos, falsas discapacidades, camisetazos, delincuencia organizada, cobros indebidos, falsificaciones y tantos otros
delitos que son materia de enjuiciamiento penal. La labor legislativa ha sido muy pobre y mucho más la de fiscalización en la que han figurado los intereses particulares, componendas y traiciones.
Esta cruenta realidad ha mermado el optimismo de la población que del 54% en mayo de 2017 bajó al 15% en julio 2020. El 84% de los ecuatorianos dice sentirse pesimista, incierto, frustrado y molesto.
El Ecuador ha sufrido situaciones duras, difíciles, guerras, terremotos, pero jamás una dictadura disfrazada de democracia que durante 10 años destrozó al país, dio el marco legal a la corrupción que se llevó más de
$100 mil millones de dólares irrecuperables. El caso arroz verde por los Sobornos 2012 2016 está por concluir pero la gente se pregunta ¿por qué no se amplía los sobornos hasta el 2017 que bien podría llamarse el caso “arroz moreno”? Se daría en medio de la mayor desgracia de este siglo: la pandemia que desde marzo de 2020 tiene conmovido al país con millones de hogares en situación de mayor pobreza, con casi cien mil contagiados y más de 25 mil fallecimientos inusuales, de cuya desgracia se han aprovechado elementos malditos y perversos que han irrespetado a vivos y muertos.
La crisis ha golpeado duramente al país; desde las micro hasta las grandes empresas han perdido más de $20.000 millones; según el Banco Central el desempleo pasará de 312 mil a 650 mil; la pobreza del 38% a más del 50% y la producción nacional terminará con un decrecimiento de – 10%.
Y en medio de esta triste realidad, se vienen las elecciones. El pueblo dice no creer ni en renuncias de candidaturas ni en las de posiciones superiores.
Los movimientos registrados en el CNE para no desaprovechar los recursos de campaña que provee el Estado están en plena pesca a río revuelto de
candidatos presidenciales y para asambleístas. NO les importa o no saben que la población en un 95% desconfía de los políticos, que solo el 11% confía en el CNE, que el 89% no ha decidido por quién votar para
Presidente y que el 57% de los electores sólo acude a las urnas porque el voto es obligatorio y para tener el certificado de votación.
La población concuerda que es el momento de todos unidos, salvar al país: Políticos y no políticos, opositores y no opositores; empleadores y empleados; hombres y mujeres; jóvenes y viejos: hay que salvar al país, no solo al de ahora sino al país del futuro. Hay que escuchar a la opinión pública.