¿Por qué resulta incómodo Jaime Bayly?

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

El aclamado periodista peruano Jaime Bayly se hizo noticia en Ecuador tras darse a conocer que tendrá un espacio en TC Televisión. Los críticos a su personalidad tan directa y sus comentarios que se caracterizan por no tener pelos en la lengua y ser frontales tiemblan ante la sola posibilidad de que Bayly pueda sacudirles el mundo.

La izquierda ecuatoriana puso el grito en el cielo aduciendo que es un golpe bajo para los periodistas ecuatorianos desempleados y que es una carta para que el candidato Guillermo Lasso pueda tener ventaja en las próximas elecciones de febrero de 2021 porque “Bayly es su más grande defensor”. Lo cierto es que detrás de estas críticas a Jaime Bayly está la verdadera razón de porque resulta incómoda su «presencia» (puesto que no vendrá a Ecuador como creían pero no por esto dejó sin revolver el avispero): estamos acostumbrados a un mundo políticamente correcto, donde las opiniones se las vierta «con pinzas», donde lo que no encaje debe ser censurado por ser ajeno a los discursos de moda de las falsas minorías.

Curiosamente la comunidad GLBTI es la que menos ha quedado contenta con Bayly. Entre ellos, Efraín Soria ha expresado en redes no estar de acuerdo con la llegada de un miembro de «los suyos» que es abiertamente bisexual y que escribió una novela del tema homosexual llamada No se lo digas a nadie. ¿No se supone que este colectivo defiende a todos los miembros por igual? Lo que ocurre es que Bayly no es un hombre que se muestra como un discriminado, ni abusado, ni un resentido social. Por el contrario es exitoso y gana mucho dinero con su actividad (un sueño que muchos tienen pero pocos logran tener debido a que es un pecado mortal para las sociedades de vidrio del siglo XXI).

En faceta de escritor, es uno de los cincuenta intelectuales más influyentes de América Latina según la revista Foreign Policy.  Ha sido finalista del Premio Planeta en 2005 con su novela Y de repente, un ángel. Además ha escrito otros célebres títulos como Los amigos que perdí (Anagrama), Pecho frío (Alfaguara) y La noche es virgen (Círculo de Lectores). Su estilo narrativo posee una mezcla de crónica con el género documental. Es crudo, en efecto, algo que lo podría calificar —desde una visión anglosajona— como un hard writter. Es, además poeta y columnista de opinión. Me recuerda mucho a Mike Hammer, ese duro detective protagonista de las novelas de Mickey Spillane.

Muy seguidamente ventila su vida íntima sin prejuicio alguno. Tuvo tres matrimonios. Dos de ellos con una mujer y uno con un hombre.  Es una de las voces más influyentes y un hombre bastante inteligente. Sus espacios son muy controversiales pero no dejan de ser interesantes. El nivel de entrevistador es muy similar al de Larry King (quien tampoco se ha alejado de la controversia). Se lo compara con Mario Vargas Llosa por su frontalidad y «aspereza». Bayly ha sido, de entre todo, un crítico acérrimo al correísmo que es otra espina que el Ecuador no ha logrado superar del todo… Ha visto con malos ojos a los movimientos feministas, indígenas, sindicales, socialistas y «progresistas» sin importarle el qué dirán. ¿Quién con sentido común no lo ha hecho? Un aspecto sobre cualquier otro que cabe destacar del periodista peruano es su pasión por no autocensurarse… algo que todos debemos aprender.     

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