Trump se prepara para el que podría ser su último discurso ante la ONU

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump (C), pronuncia su discurso sobre el estado de la Unión en una sesión conjunta del Congreso de los Estados Unidos en la cámara de la Cámara del Capitolio de los Estados Unidos en Washington, DC, EE. UU., 04 de febrero de 2020. (Estados Unidos) EFE / EPA / LEAH MILLIS / PISCINA

El presidente de EE.UU., Donald Trump, dará el próximo martes el que podría ser su último discurso ante la Asamblea General de la ONU, una oportunidad clave para resumir su doctrina nacionalista ante los votantes de los que depende su reelección en noviembre.

Aunque finalmente no lo hará, Trump quería pronunciar en persona su discurso ante el 75 período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, en parte para subrayar su idea de que se puede hacer vida normal pese a la COVID-19.

«Siento una semi obligación, como presidente de Estados Unidos, de estar en las Naciones Unidas para pronunciar un discurso que será importante», dijo Trump durante una rueda de prensa a mediados de agosto, cuando anunció que intentaría viajar en persona a Nueva York para dar su alocución anual.

La Casa Blanca anunció el jueves que Trump finalmente no dará en persona su discurso, algo que le habría convertido en la excepción a la regla que siguen el resto de líderes, con sus videos pregrabados.

Ese contraste habría sido, «irónicamente», un «símbolo apropiado de lo que han sido sus cuatro años en el poder», según Stewart Patrick, experto en la ONU y la política exterior de EE.UU.

«En la era de ‘Estados Unidos primero’, son menos los países que están siguiendo el liderazgo de un Estados Unidos, que le ha dado la espalda al mundo», opinó en declaraciones a Efe ese analista que trabaja en el Council on Foreign Relations, en Washington.

Cuando Trump dé su discurso, quedará menos de un mes y medio para las elecciones del 3 de noviembre, en las que se juega un segundo mandato, y los expertos consultados por Efe coinciden en que su audiencia prioritaria serán los votantes en Estados Unidos, y no los diplomáticos de la ONU.

«Lo único que le importa ahora mismo al presidente es evitar el repudio de los votantes estadounidenses» en las urnas, subrayó Patrick.

Su plan frustrado de pronunciar el discurso en persona también tenía que ver con su voluntad de mantener el mayor sentido posible de normalidad, «para que los votantes estadounidenses piensen que las cosas no están tan mal por la pandemia», opinó Jordan Tama, profesor de política exterior de EE.UU. en la American University.

Según Patrick, Trump insistirá en su discurso en los «temas relacionados con la soberanía, que son pura carne roja para su base» de votantes.

El año pasado, el mandatario proclamó ante la Asamblea General que el futuro «no pertenece a los globalistas», sino a los «patriotas», y es probable que utilice su intervención de este año para defender el aislacionismo que ha demostrado desde que llegó al poder en enero de 2017.

Trump llegará a la Asamblea General en plena batalla con la Organización Mundial de la Salud (OMS), dos meses después de iniciar el proceso para retirar a EE.UU. de ese organismo al que acusa de estar sesgado a favor de China y de haber gestionado mal la emergencia sanitaria de la COVID-19.

Se espera, por tanto, que arremeta contra la OMS y en particular contra China, a cuyo Gobierno culpa del impacto de la pandemia en Estados Unidos, el país con más muertos y contagios del mundo.

El mandatario dará su discurso una semana después de encabezar en la Casa Blanca la firma de los Acuerdos de Abraham por los que Israel normalizará sus relaciones con Emiratos Árabes Unidos y Baréin, y difícilmente perderá la oportunidad de presumir de ese hito, por el que sueña con recibir el Premio Nobel de la Paz.

Esos acuerdos culminan casi cuatro años de campaña de presión constante contra Irán, y se espera que Trump vuelva a mostrarse duro con Teherán en su discurso, en un momento de tensiones con el resto de miembros del Consejo de Seguridad de la ONU por la insistencia de EE.UU. en restaurar las sanciones al país persa.

En plena campaña por retener el estado clave de Florida, Trump mencionará con toda seguridad su política de mano dura con Venezuela y Cuba, y su insistencia en que Estados Unidos nunca se convertirá en un país socialista.

Muchos de los diplomáticos que le observarán tienen también relaciones con su rival en las elecciones de noviembre, el exvicepresidente Joe Biden, y algunos ven la «afinidad» de ese candidato por el multilateralismo como una «gran ventaja respecto a Trump», recordó a Efe una profesora de políticas en la Universidad Cornell, Elizabeth Sanders.

Pero Trump ha dejado claro que le importa poco lo que opinen esos diplomáticos, y cree que precisamente «sus ataques a las instituciones internacionales y a otros países aumentan su atractivo» ante los votantes estadounidenses, apuntó Tama. EFE (I)

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