El Gobierno de Nicaragua anunció este miércoles que recibió el primer cargamento de la vacuna rusa contra el COVID-19, Sputnik V, con la que iniciará la vacunación con las poblaciones vulnerables.
«Hemos recibido esa donación de las vacunas Sputnik V la noche de ayer e inmediatamente vamos a utilizarla atendiendo casos urgentes, que demandan protección inmediata, casos de vulnerabilidad por esas enfermedades crónicas desgastantes», dijo la vicepresidenta Rosario Murillo, en una alocución, a través de medios del Gobierno.
La Sputnik V es una de las dos únicas vacunas, junto con la Covisheld, que han sido autorizadas por el Gobierno de Nicaragua para que se apliquen contra la COVID-19, bajo el certificado de uso de emergencia.
«Las personas más expuestas por distintas enfermedades de base, por padecimientos crónicos, van a recibir esta dosis de inmediato», explicó Murillo, quien el pasado 11 de de febrero había afirmado que los primeros en recibir la vacuna contra la COVID-19 en Nicaragua serían los trabajadores del sector salud, y los ancianos.
El cargamento de Sputnik V, cuya cantidad no fue precisada, fue otorgado por Rusia en calidad de donación, según afirmó la también primera dama, quien no descartó nuevas dosis provenientes de Moscú.
El Gobierno de Nicaragua había anunciado estar interesada en las vacunas de al menos cinco laboratorios diferentes, algunas de las cuales serán garantizadas por el mecanismo Covax, que garantiza medicamentos a países pobres.
Sin embargo, desde diciembre pasado ya había mostrado su preferencia por la Sputnik V, en el marco de la cercanía entre los Gobiernos de Daniel Ortega y Vladimir Putin.
La Sputnik V, que puede ser almacenada a 2 grados Celsius, es conocida por ofrecer una protección aproximada del 92 % contra la COVID-19, y requiere de dos dosis, aplicadas con 21 días de diferencia.
El Gobierno de Nicaragua ha prometido vacunar a sus 6,5 millones de habitantes en un tiempo no definido, con fórmulas de distintos proveedores.
La llegada de la vacuna Sputnik V a Nicaragua fue anunciada un día después de que la dirigente de la opositora Coalición Nacional, Tamara Dávila, presumiera que «probablemente ellos (Ortega y Murillo) y su núcleo más cercano están ya vacunados», luego de que la pareja presidencial, uno de 75 años y la otra de 69, se mezclaran sin tapabocas entre jóvenes sandinistas, algo inédito bajo la pandemia.
Según datos oficiales, la COVID-19 ha causado la muerte de 173 personas desde marzo pasado, con 6.465 casos confirmados, aunque el gremio médico ha insistido a las autoridades que revelen los «datos reales» de la pandemia, que creen son superiores.
El manejo de la pandemia en Nicaragua ha despertado críticas, por la falta de restricciones para evitar su propagación, la promoción de actividades de aglomeración, y pocas medidas de prevención social.
Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS), como la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para Derechos Humanos (Acnidh), han mostrado su preocupación por el caso de Nicaragua. EFE (I)