Apuntes al vuelo sobre el debate

Raúl Andrade Gándara

Rochester, Estados Unidos

Importante el debate de esta noche. Finalmente logramos ver a los candidatos frente a frente. Gracias al formato, quizás un poco pesado pero rígido, logramos desembarazarnos del periodista sabelotodo, prepotente y juzgador para escuchar a quienes realmente importan: los candidatos. Por supuesto, muchas preguntas no se contestaron. Lo de fondo se trató con la superficialidad que otorgan muy pocos minutos en pantalla,y queda como una deuda impaga. Pero sin duda, pudimos mirar a través de la bruma electoral, de la demagogia, del candidato prefabricado. Y eso era lo que el público necesitaba. Y es lo positivo.

Porque ambos candidatos llevan sobre sus hombros la carga de su experiencia, su filiación, sus amistades y sus intenciones. Es bien sabido que muy pocos cumplen con todos sus ofrecimientos al llegar al poder, pero lo que no pueden negar es su discurso y sus antecedentes . Y de lejos, la presentación y estrategia de Lasso fue muy superior a la de Arauz.

Porque más allá del discurso lacrimógeno y patriotero, Arauz no pudo distanciarse de su vínculo con las peores mafias que han asolado al País los últimos catorce años. Tampoco logró explicar cuál es esa política económica que mágicamente va a lograr la multiplicación de los dólares, porque la cuarentena por definición significa sacrificio, no bonanza. Y sus constantes ataques, destinados a sacar de casillas al adversario, fueron un petardeo incesante de medias verdades y calumnias completas que fueron fácilmente esquivadas por Lasso.

De este debate, Andrés se retiró como un mentiroso. Como un mozalbete impertinente sin preparación profunda ni experiencia política sólida. Y eso es más que suficiente para determinar al ganador. Mañana asistiremos a los estertores correistas para destacar los pocos aciertos de su candidato, pero el golpe fue muy fuerte. Afectó seriamente la línea de flotación del buque correista, que denotó falta de rumbo, conocimiento y astucia por parte de su timonel y empezó a hacer agua por todos los lados. Y me alegro que así sea.

Lasso es lo que el Ecuador necesita en estos momentos. Catorce años de verborrea intrascendente, de frases hechas y de atracos impunes ya han sido suficientes. Es demencial pretender que siga esta farsa. El País tiene que recuperar la cordura y enterrar en las urnas a esta tragicomedia mentirosa que nos ha esquilmado. La verdad de los hechos tiene que imponerse sobre la mentira y la superchería. Y esta noche, frente a millones de ecuatorianos, ha quedado clara la mejor opción.

Ojalá el buen sentido y la amplitud de miras se imponga sobre la estrechez y el odio. Podremos entonces emprender el verdadero camino hacia un progreso auténtico, lejos de componendas obscuras y argollas malignas. El Ecuador se merece salir de este círculo vicioso de improvisados y mentirosos. Tenemos la opción, los argumentos y la oportunidad. Es la hora de desterrar los temores y enfrentar la pelea como vencedores. No como una mayoría vencida y asustada por la audacia de un puñado de prepotentes. Solo así lograremos recuperar a un Ecuador extraviado y herido. Con esfuerzo. Y eso empieza hoy.

Andrés Arauz, Guillermo Lasso, en el debate presidencial de segunda vuelta, el 21 de marzo de 2021.

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