El Foro Económico Mundial identificó la ciberseguridad como la tercera mayor preocupación global desde que la pandemia por COVID-19 generó una fuerte digitalización de las actividades diarias y el consumo. Los ciberataques y el fraude o robo de datos fueron clasificados como los riesgos con mayor probabilidad de ocurrir a escala global.
El Reporte Ciberseguridad 2020 del Banco Interamericano de Desarrollo, señala que la pandemia mundial del COVID-19 ha marcado un punto de inflexión acentuando como nunca antes nuestra dependencia hacia la infraestructura digital. Incluso en las instancias más críticas de la pandemia Internet ha hecho posible la provisión de servicios esenciales, ha permitido a las empresas continuar operando y ha sostenido nuestros contactos sociales. “El resultado de esta transición ha sido un extraordinario aumento de la superficie de ataque cibernético, en el contexto de un ecosistema digital que incluye más de 20.000 millones de dispositivos conectados en todo el mundo”, expresa el informe.
GRAN IMPACTO EN LA REGIÓN DE LATINO AMÉRICA Y EL CARIBE
Dichas tendencias tienen gran impacto en la región de América Latina y el Caribe, que en los últimos cinco años ha vivido una significativa expansión en el uso de las tecnologías y el avance hacia una economía digital. Esto ha aumentado la necesidad de garantizar la confianza digital de los usuarios. Los protocolos de gestión de riesgos de seguridad digital y protección de la privacidad se están convirtiendo en una responsabilidad impostergable tanto de los gobiernos como del sector privado y los usuarios individuales.
Mientras tanto, a medida que las empresas más grandes han estado innovando en materia de ciberseguridad, los análisis recientes señalan un aumento significativo de los ataques dirigidos a pequeñas y medianas empresas. Esto implica un riesgo teniendo en cuenta que la estructura económica de América Latina está compuesta en un 99,5% por pymes. Por lo tanto, aumentar la conciencia de seguridad cibernética y promover la higiene básica en este sentido debería ser una prioridad crítica en la región los próximos años.
Ciberseguridad en cuentas personales
En lo que refiere a los usuarios individuales, se estima que a más de 940.000 personas les robaron algún tipo de contraseña durante 2020. El procedimiento habitual utilizado por los piratas informáticos consiste en intentar miles de combinaciones diferentes de símbolos, números y letras hasta dar con la secuencia correcta. Para esto disponen de softwares específicamente destinados a tal fin. Otro mecanismo es el denominado “pishing”, en que los hackers fingen pertenecer a alguna institución -por lo general bancos- para solicitar datos personales.Las recomendaciones de ciberseguridad personal incluyen crear contraseñas con un grado de dificultad alto y comunicarse con las entidades oficiales antes de proporcionar información privada. En el caso de poseer un sitio web propio o de un emprendimiento personal, consultar a empresas de web hosting que ofrezcan medidas de protección ante posibles ataques. (I)