Ponderación

Raúl Andrade Gándara

Rochester, Estados Unidos

Ahora más que nunca, es necesario tenerla.

Después de catorce años de escándalos, de manipulación y de informaciones tendenciosas, es hora de bajar las armas. De no crear escándalo por cualquier nimiedad, de relajarnos y permitir un espacio de reflexión ante la suma de disparates que aparecen a diario.

El país saldrá ganando si logramos detener el prurito a criticar, sancionar y decidir sin tener ni los elementos de juicio ni la potestad para hacerlo. Si algún personaje dice alguna torpeza, es menester detectarla y comentarla, pero no inmolar al imprudente sin permitirle el derecho a la defensa.

Hay que aprender a confiar en el criterio del partido, respetar las instancias, comprender que estos fenómenos son demasiado frecuentes para ser una coincidencia. Forman parte de ciertas tretas periodísticas, que buscan asiduamente a algún novato para sembrar la discordia, demostrar su objetividad y tomar distancia de quienes apoyaron ayer.

Jalarle la lengua y destacar la imprudencia es parte del guion. Nada nuevo hay bajo el sol. Solamente en el correato se invirtieron los papeles, y eran las autoridades las que agredían al resto por el delito de discrepar. En una democracia, esa es función del periodista y entrevistador.

Para un elemental conocedor de cómo funcionan los organismos, es apenas irrelevante lo que opine un legislador sobre un tema que debe ser determinado por un nivel colegiado y claramente sobre su capacidad de decisión individual.

Se trata de “ una metida de pata”, que en la práctica sólo permite a los ávidos de notoriedad una oportunidad de “ lucirse” y demostrar su “ verticalidad e independencia” . Pero nada más.

Decisiones del calibre de una amnistía a uno de los personajes más funestos de la historia reciente no se determinan al calor de una conversación informal. Solo sirven para incendiar el ambiente y permitir “ los quince minutos de fama” de algunas pequeñas estaturas.

Para el universo de pensantes, lo que corresponde es esperar a que las nuevas autoridades se posesionen, tracen prioridades y empiecen a cumplirlas en la medida de sus posibilidades. A eso es a lo que tenemos que aspirar. Al bienestar de las mayorías, no al escándalo minúsculo creado por una pleyade de imprudentes.

Ecuador tiene problemas muy serios que resolver. No los tenemos que perder de vista ni distraernos con episodios circenses. Esa debe ser nuestra prioridad.

Francisco Jiménez en la cabina de Radio Elite. Foto tomada de la cuenta @fcojimenez21

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