El capo José Márcio Felício, uno de los fundadores del Primer Comando de la Capital (PCC), el grupo criminal más poderoso de Brasil, con ramificaciones en otros países de Latinoamérica, murió este lunes por complicaciones relacionadas con la covid-19.
Felício, de 60 años y quien acumulaba varias condenas, estaba ingresado en un hospital del sistema carcelario de Sao Paulo desde el pasado 9 de abril tras contagiarse con coronavirus, según informó la Secretaría de Administración Penitenciaria regional en un comunicado.
Desde la irrupción de la pandemia, las cárceles brasileñas, que albergan en la actualidad a unas 700.000 personas, han registrado la muerte de 176 reclusos entre los casi 52.500 infectados por el virus, según datos oficiales.
Felício, alias «Geleiao», cumplía condena en la cárcel desde hacía más de 40 años por ordenar el asesinato de policías, entre otros delitos, incluidos algunos cometidos dentro de prisión, y fue uno de los principales impulsores del PCC.
La banda nació en 1993 en una prisión de Sao Paulo para defender a los reclusos frente los abusos policiales y luego evolucionó a una sofisticada organización criminal que hoy controla muchas de las cárceles del país y se dedica al tráfico de armas y drogas, con conexiones incluso con la mafia italiana.
Sin embargo, después de algunos años como uno de los principales jefes del PCC, Felício fue expulsado en 2002 por la cúpula de la facción que actualmente comanda Marcos Willians Herbas Camacho, alias «Marcola», recluido en una cárcel de máxima seguridad.
Desde entonces los cabecillas de la organización intentaban matarlo, según la prensa brasileña.
De hecho, antes de su traslado al hospital para tratarse de la covid, Felício estaba en una prisión a la que son transferidos todos los reclusos amenazados de muerte dentro del sistema penitenciario, como suele ser el caso de violadores y pedófilos.
Según el diario Folha de Sao Paulo, Felício llegó incluso a fundar otra facción criminal denominada Tercer Comando de la Capital (TCC) junto con otro de los antiguos fundadores del PCC que fue asesinado en prisión en 2006.
El PCC ha extendido sus tentáculos a prácticamente todo el territorio brasileño y se ha asentado en Paraguay, donde sus líderes coordinan, también desde prisión, operaciones de tráfico de drogas y armas, asaltos y asesinatos, entre otros delitos. La República.