Pacto de la Moncloa

Alberto Molina

Alberto Molina

Quito, Ecuador

En España encabezaba una férrea dictadura el generalísimo Francisco Franco –Caudillo de España por la gracia de Dios– y el dictador Oliveira Salazar en Portuga; la Península Ibérica estaba marginada de Europa; tal es así que se decía que Europa comenzaba o terminaba en los Pirineos.

Durante y después de la dictadura, fueron años en los que se disimulaba o falseaba la información sobre el verdadero estado de la economía, por lo tanto, la situación debía cambiar. El diagnóstico era gravísimo: 40% de inflación, desempleo en aumento y paralización de las actividades económicas, sumado a una balanza comercial cada vez más desfavorable para España; igualmente, el control social y la falta de libertades habían dejado en los españoles hondas heridas, difíciles de restañar.

Los problemas planteados eran de interés nacional, y para solucionarlos se exigía el camino de la negociación; la sensatez primó en los representantes de los principales partidos políticos, sindicatos y otros actores sociales, todos comprendieron la situación, arriaron sus banderas y se comprometieron, en octubre de 1977, a seguir un programa político, económico y social, con medidas tendientes a estabilizar la administración de un país acechado por la pobreza y el fantasma latente del regreso de la dictadura.

El 25 de octubre próximo, se cumplen 44 años de la firma del llamado Pacto de la Moncloa, uno de los hitos más importantes en la historia contemporánea de España; entre otros, lo firmaron Adolfo Suárez, por el Gobierno; Felipe González, por el Partido Socialista Obrero; Santiago Carrillo, por el Partido Comunista. Resultó la primera gran coincidencia de todas las fuerzas políticas, sindicales y sociales; el pacto fue hijo de la necesidad.

El Pacto de la Moncloa se convirtió en un paradigma de diálogo y convivencia democrática. Por primera vez en la historia, la clase política decidió reunirse para dejar de lado sus diferencias más allá de las palabras, promesas y sus intereses: había que salvar a España sin pactar con el franquismo que tanto dolor y miseria le costó España en los 36 años de dictadura fascista.

En Chile, en febrero de 1988 se creó la llamada Concertación, después de 15 años de dictadura militar. Fueron 16 partidos y agrupaciones políticas opositoras al régimen del general Augusto Pinochet, quien gobernaba desde 1973 y había convocado a un plebiscito con la propuesta de mantenerse en el poder hasta 1997. En el plebiscito ganó el NO. Tras el triunfo, la Concertación pasó a llamarse Concertación de Partidos por la Democracia, en la que eran parte los partidos Demócrata Cristiano, Socialista, por la Democracia y el Radical Social Demócrata. El objetivo de esta alianza fue elegir un solo candidato para las elecciones presidenciales de diciembre de 1989, en las que ganó. La Concertación se mantuvo en el poder por 4 períodos presidenciales consecutivos entre 1990 y 2010. Igual que en el Pacto de la Moncloa, la Concertación jamás pacto con el pinochetismo.

Nuestro país pasa por la peor crisis política, económica, social y sanitaria (pandemia). El gobierno de Guillermo Lasso debe buscar urgente que los partidos políticos que creen en la democracia sigan los ejemplos históricos señalados,  arríen sus banderas y se unan para salvar al Ecuador.

Pacto de Moncloa, en España, en 1977.

 

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