La tiranía de minorías activistas

Estela Zea de Furlato

Guayaquil, Ecuador

 
En biología, la tendencia de un organismo hacia la búsqueda de su propio bienestar a expensas de los otros se llama «egoísmo». 

Existen grupos activistas que pretenden iniciar una guerra de derechos fundamentándose únicamente en la búsqueda de sus sueños, esperanzas, ambiciones o propia conveniencia.

Entre las cosas más comunes que estos grupos suelen demandar está que el aborto pase de ser delito a convertirse en derecho, cuando el derecho a la supervivencia de la especie humana,  no puede supeditarse a la decisión unilateral de la mujer que elimina de su vientre al ser humano en gestación e impide la reproducción humana.

También demandan el matrimonio igualitario, cuando para el derecho civil, el matrimonio es un negocio propio del derecho a familia, pues tiene como fin la procreación (Código Civil, art. 81).  Tiene sentido que la ley garantice a los homosexuales su legítimo derecho a vivir su intimidad como les plazca, pero  limitándose a ello, sin otorgar derechos ajenos a la naturaleza de la actividad sexual que ellos decidieron tener.

El matrimonio es un vínculo importante e íntimo, conforme la naturaleza, fundamentado en la relación fértil entre hombre y mujer, propenso a dar vida y formar familia; no parece lógico anhelarlo u otorgarlo cuando se elige voluntariamente una relación sexual infértil.  Además, querer someter a un niño a vivir bajo el ejemplo de la actividad afectiva entre personas del mismo sexo, como caricias, besos, etc., puede parecer un acto muy egoísta por parte de quienes pretenden ser padres adoptivos.  El niño puede llegar a creer  «ejemplar» ese comportamiento y/o  calificar como incorrecta o extraña la atracción hacia el sexo opuesto, que es indispensable para cumplir el fin del matrimonio: la procreación que se da de manera natural, como don gratuito cuando hombre y mujer se entregan con generosidad.

Usualmente estos activistas se creen generadores de «empoderamiento» femenino e igualdad de género, lo que suena ilógico ya que el término se refiere al crecimiento del cuerpo, mente y alma que hace al individuo capaz de descubrir procesos para aumentar su participación en las comunidades donde se desenvuelve, o donde se encuentre en una posición minoritaria o de desigualdad ¡pero obviamente permitiendo una verdadera evolución social y la reproducción humana!, no buscando la propia conveniencia, sin pensar en las consecuencias de otra índole que afectan a la sociedad. 

«Hoy hay un problema ético en la raíz de nuestras dificultades filosóficas: los hombres son muy aficionados a buscar la verdad, pero muy reacios a aceptarla»  -Étienne Gilson-.

LaRepública.

Cientos de mujeres ecuatorianas participan en una marcha feminista este sábado en Quito (Ecuador), a favor de la despenalización del aborto. Las mujeres exigieron al Gobierno el veto a una resolución de la Asamblea Nacional (Parlamento), que se negó a aceptar esa posibilidad en caso de violación. API/JUAN DIEGO MONTENEGRO

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