
El equipo keniano de atletismo, que andaba cariacontecido con sus bronces -masculino y femenino- en 3.000 m obstáculos, experimentó un subidón en estos Juegos Olímpicos de Tokio con un doblete en la final de 800 metros por medio de Emmanuel Korir y Ferguson Rotich, por delante del polaco Patryk Dobek.
No estaba el campeón de los dos últimos Juegos, el keniano David Rudisha, apartado por las lesiones del atletismo en 2017.
El botsuanés Nijel Amos, recalificado tras sufrir una caída en las semifinales, buscaba mejorar su medalla de plata de Río 2016; también el estadounidense Clayton Murphy pretendía un ascenso desde el tercer puesto de la capital carioca, y el australiano Peter Bol aspiraba a plasmar en la última carrera las buenas sensaciones que ofreció en semifinales, donde batió el récord oceánico con 1:44.11.
Ninguno de ellos subió al podio. Korir, que sólo fue décimo en el último mundial, fue el más fuerte en una carrera no demasiado exigente que remató en 1:45.06, la peor marca ganadora desde los Juegos de Sidney 2000.
Rotich, bronce en el último Mundial, acreditó 1:45.23, resistiendo el ataque del ambicioso polaco Dobek, que este año se pasó al 800 procedente de los 400 m vallas y ya ha ganado el oro europeo bajo techo y este bronce olímpico.
