Entre amenazas y exigencias

Raúl Andrade Gándara

Rochester, Estados Unidos

El Ecuador despierta una vez más con la consabida rutina dirigida por no más de veinte “dirigentes”, disfrazados de trabajadores y indígenas, a pesar que su profesión e ingresos oscilan entre misteriosos y clarísimos.

Sabemos ya que su meta es desestabilizar permanentemente al país a cambio de prebendas para ellos y sus seguidores. Y sabemos también que sus consignas difieren radicalmente con las necesidades y urgencias que la gran mayoría de ecuatorianos tenemos.

La bravuconada que los caracteriza presagia incomodidad, excesos y paralizaciones para un conglomerado necesitado de fuentes de trabajo, oportunidades y soluciones antes que camorra, agresiones y demandas inejecutables.

Bien saben los cabecillas que sus demandas no serán atendidas en su totalidad, y únicamente darán pábulo a su desmedida ambición por crear caos y desazón en un momento delicado para la economía nacional.

Toda explicación racional es inútil, pues persiguen consignas ideológicas y destructoras. Todo intento de diálogo será finalmente estéril ante su afán de lucimiento y su codicia ya conocidas, porque se trata de los mismos personajes que desde hace décadas se han atrincherado detrás de movimientos sindicalistas para sus fines.

Ante la absoluta carencia de sanciones efectivas en la ley, sea por carencia de reglamentos, por complicidad manifiesta en los desmanes, o finalmente por una lentitud estudiada y cómplice, las amenazas parecen ser el atajo para lograr los fines.

En un estado con instituciones sólidas, con respeto a las leyes y a quienes las aplican, estas rebeldías callejeras son el último recurso. En nuestro País, parecen ser el único. No en vano clamamos con saudade por aquellos tiempos en que “derrocábamos“ presidentes, sin entender que finalmente son los poderes reales los que deciden quien se queda y quien se va.

La historia reciente está llena de ejemplos. ¿Qué hacer ante este chantaje permanente? ¿Cómo lograr consensos antes que enfrentamientos? O finalmente, ¿cómo lograr que se respete el principio de autoridad sin imponer la fuerza bruta como herramienta de convicción?

Sin que lo que expongo a continuación sea definitivo ni taxativo, creo que todo inicia con unas sencillas palabras: patriotismo y responsabilidad social.

Mientras no antepongamos al País en su conjunto sobre los intereses clasistas, políticos, regionales e ideológicos de grupos por demás señalados, las soluciones seguirán muy lejanas. Mientras la ceguera y la negación de las dinámicas mundiales tenga prioridad sobre las necesidades reales del siglo en que vivimos, las soluciones seguirán inasibles.

Vivir de espaldas a la globalización, a la economía de mercado y a los fracasos de los regímenes social comunistas en su acepción más amplia, es un lujo que los países han pagado con sangre, sudor y lágrimas.

Es hora ya de tomar el toro por los cuernos y determinar en forma clara el tipo de país en el que queremos vivir. Una reactivación económica es muy difícil si hay un boicot permanente a cualquier afán de salir de la inmovilidad que catorce años de demagogia han arraigado en la mente de una minoría.

Un consenso es imposible si prevalecen los esquemas arcaicos sobre las realidades actuales.

Un Presidente está en la obligación de sentar las bases para un desarrollo sostenido y coherente y sus electores están en la obligación de apoyarlo sin tanto remilgo, acusación destructiva y obsesión por los lunares que sin duda existen cuando toda administración inicia.

Que la falta de miras de algunos políticos, únicamente preocupados por brillar en aras de una posible elección, no les hunda antes que sus ambiciones personales puedan expresarse en votos.

Le corresponde al pueblo rechazar con energía todos estos intentos desestabilizadores, así como le corresponde al gobierno detener con firmeza cualquier desmán a cargo de dirigentes que desnaturalizan la esencia de los movimientos a los que dicen representar.

Basta ya de tanta belicosidad. El Ecuador no la necesita. Y es hora que lo entiendan estos recurrentes personajes. Queremos paz y vamos a defenderla con energía. Únicamente así lograremos progreso.

LaRepública.

Quito, 4 de agosto 2021. CONAIE, Leonidas Iza, se pronuncia por el alza de los combustibles y da propuesta económica. APIFOTO / DANIEL MOLINEROS

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