Radares y narcotráfico

Alberto Molina Flores

Guayaquil, Ecuador

Una de las responsabilidades del Estado es la defensa de la soberanía del espacio aéreo y para eso se requiere que opere eficientemente un sistema de defensa antiaéreo, uno de los componentes de este sistema son los radares que proporcionen las alertas inmediatas y oportunas para que, de acuerdo al objetivo, se utilicen las armas más adecuadas para su destrucción.

Recordemos que Correa no renovó el convenio con los norteamericanos para que, desde la Base de Manta, se realice el control de nuestro espacio aéreo, sobre todo las actividades ilícitas del narcotráfico.

Luego del ataque a Angostura (Operación Fénix), el 1° de marzo de 2008, Correa desarticuló la inteligencia militar y policial; rompió relaciones con Colombia (acción que no se hizo ni en la guerra contra el Perú en 1995) y cerca de tres años no pudimos intercambiar información con la inteligencia colombiana a través de la Comisión Binacional Fronteriza (COMBIFRON).

Desgraciadamente el narcotráfico ha ido creciendo en forma alarmante en nuestro país; las capturas por toneladas se han convertido en cotidianas y a este flagelo se suman otros terribles delitos conexos como el sicariato.

El Comandante de la FAE ha declarado que hasta el año 2021 se han capturado 29 avionetas, en su mayoría, procedentes de México y se han hallado 33 pistas clandestinas de narcotraficantes.

Por «casualidad» la provincia de Manabí es una de las mayores víctimas de los narcotraficantes; el gobierno del presidente Guillermo Lasso ha decidido que se hagan los controles necesarios para detectar las narcoavionetas; luego de un estudio técnico minucioso y previo a la autorización del Ministerio del Ambiente, se ha decidido instalar radares en el cerro de Montecristi, cabe señalar que la intervención para la instalación de los radares es apenas de 2.25 hectáreas, es decir el 0.03 de la totalidad de la superficie del cerro y el desbroce es de 148.78 metros cúbicos de madera.

Resulta insólito que se opongan a la instalación de los radares, parece que hay gente interesada que pretende soliviantar al pueblo y de esta forma hacerles el juego a los narcotraficantes; incluso, un asambleísta de reconocida relación con el correismo, amenaza «seguir un juicio político a las autoridades que han intervenido, principalmente al ministro de Defensa».

Jamás hubo protesta alguna ni de los comuneros ni de los supuestos ecologistas cuando por capricho de Correa se construyó al pie del cerro Montecristi ese «elefante blanco» que sirvió como edificio para la Constituyente, con ese dinero más bien se hubiese dotado de agua potable y alcantarillado a la población de Montecristi; tampoco nadie protestó por el atraco y destrucción de miles de hectáreas de bosque del Aromo en la «construcción» de la fantasmal refinería Del Pacífico.

Con decisión y firmeza el presidente Guillermo Lasso ha firmado el Decreto Ejecutivo 157 que declara «área reservada militar de defensa a los cerros Montecristi y San Isidro», de esta forma, se trata de «incrementar la capacidad operativa de vigilancia, alarma y control del espacio aéreo nacional».

No se puede permitir que testaferros que reciben órdenes de quien destruyó la institucionalidad del Estado y que consagró la corrupción e impunidad, pretendan sembrar el caos, defiendan protervos intereses y se opongan al control del narcotráfico.


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