Los márgenes del arte se cuelan en la Royal Academy de Londres

LONDON (REINO UNIDO), 15/09/2021.- Vista de cuatro esculturas de hielo que describen a recolectores de agua frente al Puente de la Torre de Londres, este miércoles. Las esculturas, presentadas por el grupo medioambiental WaterAid, pretenden concienciar sobre el peligro de que el cambio climático afecte a los suministros de agua potable. EFE/ Vickie Flores

Londres.- Llegado desde la periferia, tanto la geográfica como la social, el arte marginal se ha colado entre los intersticios de una de las instituciones culturales más totémicas del mundo, la londinense Royal Academy, para mostrar unas obras que se alejan del canon occidental.

Esta ocasión la ha propiciado la veterana Exposición de Verano -253 años a sus espaldas, ni una sola edición cancelada- de la Royal Academy of Arts (RAA), con la que el centro consigue anualmente los fondos para sobrevivir y seguir formando a los futuros artistas.

Pese a su nombre, por segundo año consecutivo el evento se celebra en otoño a causa de la pandemia, aunque la idea de sus gestores es la de recuperar su lugar como una de las grandes citas del estío.

A caballo entre la exposición y la feria de arte, el público puede llevarse a casa cualquiera de las 1.400 obras expuestas, por un precio desde las 50 a las 500.000 libras (58 a 580.000 euros/69 a 691.850 dólares).

Royal Academy, London

Si nunca -tampoco ahora- faltan grandes nombres como los de Tracey Emin, Julian Schnabel o Grayson Perry, la RAA siempre se ha preciado de dar la oportunidad a artistas que todavía se están abriendo camino.

Este año, sin embargo, se dobla la apuesta por mirar hacia los márgenes. El responsable de ello es el artista Yinka Shonibare (1962), británico de origen nigeriano, que recibió el encargo de coordinar esta edición y asumió el reto de abrir los horizontes de la venerable institución, de la que él mismo es académico.

Bautizada como «Recuperar la magia», la Exposición de Verano pretende «devolver su valor a las prácticas marginadas», según asevera el propio Shonibare en su declaración de intenciones.

«Mi enfoque ha sido expandir el acceso haciendo que la muestra refleje la forma en que la sociedad ha expandido las libertades civiles a lo largo de una generación. Se ha promovido a voces anteriormente invisibles y muchos de los artistas exponen aquí por primera vez», añade.

Las palabras de Shonibare se sustentan ya desde la primera sala, donde una de las obras que cuelgan de sus muros es un retrato de George Floyd, el hombre cuya muerte a manos de la policía galvanizó el movimiento «Black Lives Matter».

El coordinador de la muestra se ha inspirado en otro afroamericano, Bill Traylor, que nació en la esclavitud en 1854 y no comenzó a crear arte hasta que tenía 85 años. Sus obras influyeron en que a partir de entonces se mirase más allá de los límites de la historia del arte occidental.

En su exploración, Shonibare también ha buscado diferentes materiales y texturas, como las rompedoras propuestas que hace la española Ángela de la Cruz, que ha redefinido los límites de la pintura acercándola a la tridimensionalidad, o el kanga (vestimenta tradicional de las mujeres en el Este de África) que presenta Lawrence Lemaoana.

El director ejecutivo de la Royal Academy, Axel Rüger, explica a EFE que el coordinador de la muestra ha invitado a muchos artistas residentes en África o pertenecientes a la diáspora para brindarles una ocasión poco frecuente.

Asimismo, ha abierto las puertas de la academia a «otros grupos marginales como personas con discapacidades o con dificultades de aprendizaje», dice Rüger, quien insiste en la intención de «darles una plataforma que de otra forma no sería fácil».

El centro ha recibido más de 14.000 propuestas de obras para exponer, lo que le permite tener «una buena perspectiva» sobre cómo han influido los hechos recientes sobre los artistas, especialmente «la pandemia, en todas sus dimensiones».

Para el máximo responsable de la institución, que anteriormente dirigió el Museo Van Gogh de Amsterdam, el aprendizaje de organizar la exposición el año pasado, en medio del confinamiento por la pandemia, hizo que esta edición fuese más sencilla de preparar, aunque se toparon con problemas logísticos para hacer llegar las obras desde el extranjeros.

«Todavía estamos teniendo mucho cuidado con el número de visitantes y estamos calibrando cuál puede ser la capacidad. No vamos a una capacidad del 100% en nuestras galerías.Tenemos que reintroducir gradualmente a la gente en la vida pública y que se vayan sintiendo más cómodos con menos espacio personal y menos distancia», afirma Rüger.

La Exposición de Verano abrirá sus puertas al público desde el próximo 22 de septiembre hasta el 2 de enero de 2022. EFE

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