El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, ha anunciado que se congelarán los precios de los combustibles.
En un comunicado oficial, Lasso afirmó que el incremento de precios quedaba suspendido y que la gasolina Extra quedaría con un precio fijo de $2,55 el galón. El precio del diésel para el transporte comunitario, de turismo, de carga pesada y para el «público en general» quedaría en $1,90.
«Hemos escuchado a los ciudadanos y a los sectores sociales y políticos para llegar a acuerdos que nos lleven a un entorno estable en el que la economía pueda crecer y generar empleo», dijo el presidente.
Debido a un decreto ejecutivo que buscaba acabar con el subsidio a los combustibles, el precio de estos aumentaba cada mes. El Gobierno mantiene que esta medida es necesaria para que el Ecuador pueda reactivar su economía y aliviar el elevado déficit fiscal que enfrenta (calculado en cerca de 7.000 millones de dólares). Sin embargo, esta política ha sido rechazada por diferentes grupos sociales como la Fenocin (Confederación Ecuatoriana de Nacionalidades y Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras) y grupos transportistas, con los que Lasso mantiene negociaciones.
El subsidio de combustibles se mantiene uno de los temas más controversiales dentro de la política ecuatoriana. En 2019, el Ejecutivo de Lenín Moreno decretó el fin de los subsidios, lo que desembocó en manifestaciones masivas, actos delictivos y cientos de personas heridas. El Gobierno terminó cediendo ante los manifestantes y derogando el decreto que causó el malestar social, sustituyéndolo por una retirada gradual de los subsidios.
Junto a naciones como Bolivia y Venezuela, Ecuador está entre los territorios en los que el combustible es más barato debido a subsidios gubernamentales. Esta práctica se diferencia notablemente de la de países desarrollados como Noruega, en los que incluso se aplican impuestos para disminuir el consumo de estos productos. (I)