“Desde América Latina ven a China como una fuente de oportunidades que otros países no ofrecen”, afirmó este lunes el experto en política y economía del país asiático Juan Pablo Cardenal, quien también advirtió del precio político que puede suponer esa ayuda.
Cardenal fue uno de los participantes en el foro online “¿Hacia dónde van las relaciones entre China y EEUU en LATAM?”, organizada hoy por la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), en la que también intervinieron Margaret Myers, directora del programa Asia y América Latina del Diálogo Interamericano, y Pepe Zhang, director asociado y analista senior en The Atlantic Council.
«El precio político de la ayuda china es el silencio en torno a las controversias y a la falta de transparencia” por parte de ese país, aseguró el también escritor y periodista.
Además, subrayó el peligro que esconde la idea de que “las élites políticas y económicas pueden ver a China como la prueba de que el desarrollo y la prosperidad sin democracia es posible”, en un momento en el que “las democracias liberales no están dando respuestas a los retos del siglo XXI”.
Margaret Myers explicó que las relaciones entre Estados Unidos y China en América Latina no se han modificado pese a la llegada del nuevo presidente estadounidense, Joe Biden, aunque destacó que “la actuación en pro de los derechos humanos en la región es mucho mayor con el gobierno de Biden”.
“China ha elaborado una red de contactos comerciales y políticos en la zona. Es un acercamiento muy descentralizado que les permite apoyar a muchos países con recursos y asistencia técnica”, mencionó.
Zhang se mostró preocupado ante la pérdida de apoyos de Taiwán en América Latina, ya que China está consiguiendo mediante grandes acuerdos comerciales que algunos países se posicionen de su lado.
También opinó que los esfuerzos de Estados Unidos por tratar de competir con China están resultando inefectivos, como el proyecto “Building Back Better World (B3W)”, iniciativa comercial que intenta combatir el megaproyecto económico que supone la Nueva Ruta de la Seda china.
“No he oído nada en los últimos meses acerca de dónde va ese iniciativa, pero sin duda creo que la discusión que todavía está sobre la mesa es sobre si las autoridades estadounidenses pueden frenar realmente a China”, opinó el analista.
Según Zhang, “vivimos en un mundo ideológico. China está más dispuesta a cruzar la línea ideológica y cooperar con todos los países, de ahí que tenga más influencia, mientras que Estados Unidos está más limitado en este aspecto”.
“Las nuevas narrativas chinas se basan en que el modelo chino es superior al de las democracias occidentales y este modelo debe exportarse”, concluyó Cardenal. EFE (I)