Los países de la Unión Europea y de la Unión Africana (UA) se citaron este jueves en Bruselas para diseñar una nueva relación de «respeto mutuo» que sitúe como «socio privilegiado» del bloque comunitario a África, que reclama ayudas concretas y millonarias para modernizar su economía.
«Más de 600 millones de habitantes viven en la oscuridad. Queremos acceso universal a la electricidad y a la industrialización en nuestro continente», declaró el presidente de Senegal y de la UA, Macky Sall, en su discurso de apertura de una cumbre de dos días en la que participan unos setenta líderes europeos y africanos.
De la cita, que se clausurará el viernes y se apoya en la promesa de la Unión Europea de movilizar en siete años 150.000 millones de euros en inversiones públicas y privadas para África, no se espera que salgan decisiones formales, pero sí un clima de buen entendimiento plasmado en una declaración sobre una «visión conjunta para 2030».
«No estamos aquí para seguir como siempre», dijo en su intervención inicial el presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, quien recordó que Europa y África comparten «historia, con éxitos, pero también con dolor».
«Una historia que no se ha vivido de la misma manera a ambos lados del Mediterráneo. Este pasado no podemos cambiarlo, hay que conocerlo con lucidez, hay que reconocerlo para poder escribir juntos un futuro más sólido y robusto», dijo el ex primer ministro de Bélgica, país con un marcado pasado colonial.
El acercamiento europeo a África, que responde a un intento declarado de competir con la nueva Ruta de la Seda y la influencia de China y Rusia en África, apunta a ganar peso geopolítico en el mundo.
«Somos los mejores amigos de África, los mayores inversores, los mayores donantes y los mayores socios comerciales. Y tenemos mucho que trabajar con África, porque los problemas de África son nuestros problemas», dijo a su llegada al foro el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, el español Josep Borrell.
No obstante, y ante las buenas intenciones sin grandes dosis de concreción transmitidas por los europeos, el presidente de Senegal y de la Unión Africana respondió con una serie de demandas bastante concretas para colmar «aspiraciones legítimas de bienestar, de prosperidad» de África, que busca relaciones «sin ningún tipo de injerencia».
«Más que actualizar el ‘software’, nosotros proponemos un ‘software’ nuevo», dijo Macky Sall, quien detalló áreas en las que África quiere trabajar con Europa, como la paz, la estabilidad y la lucha contra el terrorismo, y la financiación de parte de los 100.000 millones de euros que África necesita para atenuar «el impacto reciente y profundo» de la crisis sanitaria.
Reclamó también una flexibilización de las normas de la OCDE para facilitar créditos de exportación a plazos más largos y a tipos de interés «más sostenibles», y revaluar los criterios de las primas de riesgo, que a su juicio penalizan al continente.
El presidente de turno de la Unión Africana pidió también un impulso a la economía digital, simplificar los trámites de financiación de proyectos, mejorar el acceso a las vacunas y restituir las obras de arte africanas en manos europeas.
«África considera que no es responsable del cambio climático, emite menos del 4 % de CO2. Es un continente que no está industrializado y por tanto no podemos pedirle renunciar a la energía fósil mientras que los que son responsables de la contaminación siguen utilizándola», dijo en relación a la «justicia climática».
Todos esos temas se abordarán entre el jueves y el viernes en distintas mesas temáticas participativas que luego presentarán unas conclusiones sobre los intercambios, como anexo a la declaración final de una cumbre con escasa representación femenina.
«Todos conocemos el precioso proverbio africano que dice que ‘si uno quiere ir rápido, es mejor ir solo, y que si uno quiere llegar lejos, es mejor ir acompañado'», dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von de Leyen, quien agregó que «la cumbre de hoy es quizás el primer hito» para lograr «la visión de dos continentes que van de la mano para mejorar el mundo en que vivimos». EFE (I)