Gracias, Contralor Pólit

Raúl Andrade Gándara

Rochester, Estados Unidos

Hay que agradecer al excontralor Carlos Pólit por su pública defensa frente a la justicia americana. Por su generoso despliegue de dinero para lograr lo que al final del día es lo más importante para un ser humano: la libertad.

En los atardeceres de la vida, el dinero no resulta tan importante cuando la libertad está en peligro, y todos los esfuerzos para acumularlo se vuelven secundarios frente a la perspectiva de pasar los últimos años en prisión.

A pesar que muy temprano en la vida se aprende que el dinero es un medio indispensable para lograr muchas cosas. Que hay muchas personas que viven para él y convierten su vida en una eterna búsqueda para lograr atesorarlo. Que para conseguirlo hay muchas veces que romper el fino esquema de la moral y de la ética, manipulando la situación para obtener el beneficio esperado.

Pocos son los emprendedores que a través de una genialidad logran convertir sus ideas en realidad y posesionarse como hombres muy ricos. Para el común de los mortales, el dinero se gana con trabajo y esfuerzo, aplicando habilidades innatas o adquiridas, con talento y creatividad.

El noventa por ciento de los trabajadores son finalmente empleados, que de una u otra manera sirven a un patrono, que ha puesto su capital en riesgo para dar un servicio. Igual sucede con un empleado público, esto es quien forma parte de una burocracia estatal cuyo tamaño aumenta indefectiblemente gracias a las necesidades que intenta satisfacer su patrono: El gobierno.

Así, la mayoría cumple con su trabajo en forma lenta, monótona y mecánica, por la falta de incentivos, reconocimientos y proyección.

Pocas veces se reconoce la calidad de su trabajo, ni la efectividad de sus realizaciones, porque la cúpula directiva es generalmente de origen político, no profesional. Están por tanto sujetos al vaivén de los gobiernos y a su capacidad para mantenerse en buenos términos con el régimen siguiente.

Esto desarrolla una segunda epidermis que los define y convierte en artistas del disimulo y la sonrisa fingida. Tienen que congraciarse con quienes están al vértice de esa pirámide, y aprender de sus habilidades para mantenerse a flote.

Esto explica varias cosas: la abundancia de correístas y ex correístas en el actual régimen, tema difícil de erradicar, y la innegable complicidad de los mandos altos y medios en la hemorragia de corrupción que afectó al Ecuador en la última década, que es a la qué hay que apuntar.

“En arca abierta el justo peca” dice el proverbio, y nuestros ex gobernantes son la mejor demostración de este aserto. No puede entenderse de otra manera el desfile incesante de actos de corrupción a cargo de funcionarios de alto nivel que semanalmente salen a la luz pública. Ni puede seguirse tapando el sol con un dedo a base de mentiras repetidas mil veces.

Decía que hay que agradecer al ex contralor por exponer a la luz pública el resultado de sus corruptelas, para confirmarnos una vez más el nivel de podredumbre del gobierno al cual sirvió y del que se sirvió para acumular semejante patrimonio, muy lejano al que podría soñar cualquier funcionario honesto a cargo de las cuentas públicas.

Sería interesante analizar además cuántas glosas emitidas por ese régimen se convirtieron en dinero recuperado para el estado y cuántas fueron desvanecidas, para hacer un balance de la eficacia del contralor de marras.

Y no olvidemos la herencia que dejó Pólit en la Contraloría, resumida en el caso Las Torres que es de dominio público. Pólit ha hecho por la moral pública mucho más que la función judicial. Ha expuesto al mundo la corrupción y sus frutos, y ha reafirmado ante el País el entorno de corrupción del gobierno de la “revolución ciudadana“ .

Vanos serán los intentos de los correístas de desmarcarse de semejante revelación. El solo hecho que intenten hacerlo demuestra su cinismo, su desesperación y su angustia por no hundirse a los ojos del público.

Ojalá nuestra justicia logre recuperar lo que ha embargado la justicia americana. Es obvio que el delito no se materializa en cuentas ecuatorianas, sino en depósitos en el extranjero, y es indispensable la ayuda de otros países, pero es reconfortante saber que finalmente existe el apoyo y la transparencia para perseguir a estos importantes personajes de un pasado oprobioso, a los que intentan justificar sus amigos correístas hasta el final a través de subterfugios y habeas corpus dudosos, colectas para pagar abogados y otras mentiras cuyo peso se cae a diario.

Ya el País está consciente de la farsa, y Pólit es un gran aporte a esa constancia.

Carlos Polit. Foto de Archivo La República.

Más relacionadas