
Guayaquil, Ecuador
La llegada de Guillermo Lasso a la presidencia de la república estuvo llena de vicisitudes. Primero, una precampaña donde no se sabía si el PSC lanzaba a Cristina Reyes. Luego, no se sabía a ciencia cierta si aparecía o no otro candidato de centro derecha, dividiendo a la tendencia. Y finalmente la certeza de que la campaña correísta iba a ser lo suficientemente sucia como para enlodar el proceso y confundir a la gente.
Se llegó a la primera vuelta con una estrategia que usó poco a las redes sociales mientras los candidatos Yaku Pérez y Xavier Hervas aprovechaban ese espacio, al igual que Aráuz. Y Lasso se encontró de pronto con la posibilidad de que la segunda vuelta sea entre Aráuz y Pérez.
Muchos de los votantes de Lasso, ante la hipótesis de que en una segunda vuelta lo pueda derrotar Aráuz, empezaron una campaña para tratar de conseguir que Yaku Pérez entre a la segunda vuelta. Y esa fue, quizás, una de las batallas más difíciles de Lasso: convencer a su propio electorado y convencerse a sí mismo que podía derrotar al correísmo.
La mini vuelta protagonizada por Lasso y Yaku Pérez en el Consejo Nacional Electoral el 12 de febrero de 2021 volvió a convencer a la gente que, mientras Lasso representaba la capacidad, la política seria y la capacidad de propuesta, el otro representaba el populismo, el revanchismo y la improvisación.
Lasso llegó a la segunda vuelta y en ella, en un debate con Aráuz donde lo que la gente más recuerda es aquel “Andrés no mientas otra vez”, confirmó que era el hombre adecuado para derrotar al correísmo. Y así ocurrió el 11 de abril, domingo en el cual Lasso derrotó a Aráuz.
El primer temblor se produjo cuando el país percibió que se estaba cocinando una alianza parlamentaria entre el PSC, Creo y el correísmo, cobijado en el movimiento UNES. La sociedad civil libre rechazó el pacto y Lasso escuchó el clamor. Creo se apartó del acuerdo y se eligió a Guadalupe Llori con el beneplácito de quienes sentían que habían ganado las elecciones.
Eso sí, el hacha de la guerra con el PSC se desenterró y los ex socios pasaron a la oposición.
Lasso asumió la presidencia y llevó adelante un proceso de vacunación exitoso y transparente devolviéndole la confianza a la ciudadanía ante la amenaza del COVID. Y se ocupó luego de poner la casa en orden.
Para poner la casa en orden, Febres Cordero cerró el Municipio un tiempo. Para poner orden en el desorden que significan las cuentas del país y el despilfarro de épocas pasadas, Lasso tuvo que cerrar la llave del gasto público, pese a lo cual se subieron los salarios en US$25 mensuales en diciembre pasado.
El Barclays Bank ha dicho que “a pesar del ruido político que ha caracterizado al Ecuador en los meses recientes, los procesos macroeconómicos van en buen camino”. El Bank of América dice más o menos lo mismo: “a pesar de los obstáculos políticos, somos optimistas respecto del Ecuador. Vislumbramos sorpresas positivas en crecimiento de las cuentas fiscales que ayudarán al capital político del gobierno”.
El presidente ha hecho bien en dedicarse a gobernar y no a vivir pendiente de la Asamblea. En el último mes el exvicepresidente Glas salió de la cárcel y volvió a entrar, fruto de que el gobierno no se mete con la justicia, lo que es bueno para la independencia de poderes.
Falta, eso sí, que la buena imagen del gobierno en los números macro, por los exitosos y prácticos viajes al exterior y por el aumento de la inversión, se rieguen hacia abajo y penetren en la sociedad ecuatoriana, traduciéndose en mejoras en la calidad de vida de la gente, que quisiera también poner “su casa en orden”.
La inseguridad, consecuencia de la deshonrosa transacción que hizo el correísmo con los narcos dándonos una falsa sensación de que “aquí no pasa nada”, deberá igualmente ser atacada. De qué nos vale el bienestar económico si estamos muertos. Confiemos en el presidente Lasso. Nos dijo que vacunaría y vacunó. Nos dijo que pondría la casa en orden y la puso. Ahora ha dicho que el segundo año será el de la seguridad y el empleo. Si pudiese haber un ajuste tributario hacia abajo, tanto mejor, para ayudar a la clase media.
Pero creo que el presidente que se enfrentó y neutralizó el COVID puede perfectamente cumplir con la reactivación.