Niños y niñas, los grandes olvidados

Pablo A. Proaño

Quito, Ecuador

            Por motivo del día del Niño en todo el Ecuador se realizan una serie de festejos, agasajos y múltiples iniciativas altruistas y comerciales para celebrar a los más pequeños por motivo de su día. Y es que, ¿qué puede haber más grato que hacer sonreír a un ser tan inocente? ¿Más amable que arrancar una risa juguetona que nos aliviana el peso de los problemas cotidianos?

            Sin embargo, en nuestro país los niños y niñas siguen siendo grandes olvidados. Quedan al margen de muchas luchas sociales que se llevan a cabo. Para reconocerlo, necesitamos mirar el problema de frente, tal vez empezar por la tarea de promover un serio levantamiento de estadísticas y datos que nos permitan conocer la realidad de los niños en nuestro país.

Los niños y niñas ecuatorianos han sido olvidados en cuanto a su nutrición y alimentación. Según datos de 2018, año de la última encuesta oficial, en Ecuador el 23% de niños menores de 5 años sufren de desnutrición crónica. Cuando la edad se reduce a 2 años, el porcentaje sube a 27%.  Se traduce en que uno de cada cuatro niños de nuestro país sufre retardos de crecimiento y desarrollo por falta de una debida alimentación. Las consecuencias de esta carencia las acarreará durante toda su vida.

La situación se vuelve igualmente dramática cuando nos acercamos al problema del trabajo infantil, pues han sido olvidados en este ámbito también. Según la encuesta del INEC en 2019, uno de cada diez niños entre 5 y 17 años a nivel nacional se encuentra en situaciones de trabajo infantil. La mayor parte son varones. Muchos ni siquiera llegan a iniciar el bachillerato. Casi todos en el ámbito rural, de origen indígena.

La pandemia modificó severamente estas estadísticas, de forma que aún no podemos cuantificar totalmente. Según una iniciativa privada, únicamente en 2020 más de 200.000 hogares ecuatorianos con niños en edad escolar dejaron de matricularlos en instituciones educativas públicas o privadas. De los que lograron matricularse, 3 de cada 4 niños se conectaba a clases virtuales por medio de un teléfono celular. ¿Cuál será el costo a largo plazo de este retroceso en la educación? ¿Cómo vamos a saldar la deuda social que tenemos con estos niños? Sin mencionar que es imposible cuantificar todavía el impacto de la reducción en la calidad de la educación por la virtualidad y los efectos del maltrato intrafamiliar y la falta de socialización de millones de niños y adolescentes en estos últimos años de pandemia.

Todas estas deudas deben saldarse con niños, niñas y adolescentes, a quienes la ley define como todo “ser humano, desde su concepción hasta que cumpla dieciocho años de edad”. Hoy también se quiere olvidar que los niños y niñas tienen derecho a la vida desde la concepción, tienen derecho a ser reconocidos como seres humanos cuando aún están en el vientre de sus madres, independientemente de sus orígenes.

Los niños y niñas son olvidados cuando se les arrebata la alimentación, la educación y el sano desarrollo, sino, sobre todo cuando se les arrebata su carácter de seres humanos impidiéndoles nacer.

Dignidad y Derecho

Ab. Pablo A. Proaño

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