Apuntes sobre el nuevo Ecuador: totalitarios y republicanos

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

«He sido elegido Presidente de la República y no síndico de una quiebra»

Camilo Ponce Enríquez, Presidente Constitucional del Ecuador

Ecuador es un país maravilloso y extraño. Humboldt nos describió a los ecuatorianos como «seres raros y únicos: duermen tranquilos en medio de crujientes volcanes, viven pobres en medio de incomparables riquezas y se alegran con música triste». Esta es una República que a lo largo de la historia ha visto altas y bajas, ha encontrado el percance y la crisis y ha podido resurgir.

La democracia ha estado bajo ataque varias veces, la tiranía más de una vez ha desafiado a la población y los políticos han creído poder hacer lo que les viene en gana más de una vez. Más, cuando los demócratas toman el poder, los totalitarios han temblado.

Esta nación, en el fondo busca paz y progreso, aunque éstas muchas veces sean truncadas por los propios colectivos sociales que en pleno siglo XXI no se han desayunado que debemos tomar un rumbo hacia el frente. Como sociedad debemos hacer un modelo que nos trace un rumbo hacia al progreso (más no hacia donde nos quieren llevar los mal llamados progresistas). 

El oportunismo es algo que se ha evidenciado tanto en el paro de 2019 (contra las políticas neoliberales de Moreno) como en junio de 2022 contra el demócrata Guillermo Lasso. La barbarie ganó terreno y desplazó lo social y se buscó posesionar por la fuerza un social-ismo.

Durante el siglo XIX, Marx dividió a la población entre capitalistas y socialistas, se inventó una lucha de clases para que el proletariado odie al empresario, al burgués, sin entender que la industria y el modelo de producción en masa era el modelo de producción por excelencia por los millones de empleos que suponían. Engels tenía ideas comunistas, pero jamás abandonó sus fábricas y fue amante del buen champán. ¿Funcionaron estas ideas alguna vez?

Si bien, el modelo libertario de Adam Smith (con La riqueza de las naciones) se impuso al final, pues el liberalismo tuvo su triunfo que se consolidó tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y se demostró que el comunismo era un modelo obsoleto que no funcionó en ninguna parte del mundo.

El país debe comenzar a pensar en bajar el precio de los autos eléctricos para bajar la contaminación, proponer un plan para tecnologizar el campo, construir granjas eólicas para dar energía, otorgar un plan para que no se usen herramientas de arado a mano sino instaurar una aplicación móvil para conectarlas con los canales de riego, darse créditos para comprar sensores de riego para agricultura, indicar que el campo necesita tecnología láser para cosechar, otorgar créditos para drones agrícolas, pedirse el alza de costos de pesticidas que contaminan, dar a conocer planes de riego por tuberías bajo tierra, dar un plan sostenible de ecología sustentable de campo y correcto tratado de residuos orgánicos de aves, vacas y cerdos y animales de granja y finalmente, proponerse la creación de ecogranjas para alimentos.

Tener una economía dolarizada nos pone en una gran ventaja para ser ojo de inversión privada de tipo nacional y extranjera. Estamos sentados, literalmente, sobre una mina de oro. 

La tecnología avanza y no retrocede. El Gobierno Nacional tiene una oportunidad importante y hacer lo que la izquierda jamás hará: mirar hacia el progreso, que los apuntes de nuestro país se colmen de avances y demostrar a los líderes sociales su error, no con palabras sino con actos.

Por otro lado, la sed de poder, sobre todo desde la perspectiva de José Carlos Mariátegui, invadió los nuevos corazones de políticos ecuatorianos que al llegar al poder se volvieron sedientos. Bebieron de la fuente del autoritarismo y ahora el gobernar se les volvió una droga que no quieren dejar.

Rafael Correa saltó a la palestra política en 2007 y con él, supuestamente aires de cambio. Sin embargo, la corrupción y la represión vencieron al final y volvieron a su modelo un verdadero desengaño y un fiasco en potencia. Más, la mala hierba crece y se reproduce.

Ecuador está cimentando caminos de democracia, pero esta planta carnívora rompe este concreto y vuelve a florecer. Leonidas Iza fue el encargado de tomar la posta del totalitarismo y el modelo dictatorial, pero aún más astutamente.

A diferencia de la prepotencia total de Correa, Iza plantea un modelo mariateguista basado en la victimización y posteriormente en la verborrea —a veces mezcla ambos a la vez—. Iza es un patriarca que está llegando a un otoño mientras cree florecer en una verde pradera de paz. Si bien, puede ganar terreno, su fértil campo es el populismo.

La izquierda nacional se alejó de la intelectualidad de años pasados para volverse resentida socialmente y carente de valores, añadiendo un discurso bastante simple y contradictorio pero que resulta atractivo.

Así, Correa e Iza tratan de ser los patriarcas de las izquierdas, una cabeza como el anciano general Zacarías de El otoño del patriarca de la novela de Gabriel García Márquez.

El mariateguismo, el comunismo, el correísmo son expertos en crear profetas y redentores dentro del caos creados por ellos mismos. El fascismo hizo lo propio también, al mantener un modelo de un híperestatismo que lo controlaba todo.

Figuras potentes lograron mantenerse en el poder a pesar de golpes duros de carácter social: León Febres Cordero, Rodrigo Borja, Sixto Durán-Ballén y Guillermo Lasso. Lenín Moreno tuvo un fuerte altercado tras haber dividido (muy astutamente) a Alianza País y permitido que Jorge Glas vaya a prisión tras haberlo abandonado luego que la corrupción que lo rodeaba era insostenible. Lasso se volvió incómodo por su lucha contra el narcotráfico.

Las “reivindicaciones” sociales han sido siempre las mismas. Si bien, a los gobiernos se les exige resultados, ¿cuándo a la sociedad civil? Se busca siempre luchar por los derechos, pero no se ponen a pensar en las obligaciones. Sin obligaciones no hay derechos y viceversa.

Los ecuatorianos somos raros como lo dijo Humboldt, porque a veces ansiando el progreso se eligen a los que se oponen a éste. Añorando democracia se vota por los más brutales líderes y añorando honestidad, a veces acompañamos a personajes cobijados por la corrupción.

Una cosa es clara, a Leonidas Iza le estorba la democracia: la empresa, el periodismo y el desarrollo. Siendo sus dos pilares fundamentales la libertad de expresión y el libre mercado. Ecuador es un país próspero y muy rico, mermar esa riqueza es un crimen. Es una transgresión al Estado derecho completamente porque atenta contra la vida del ciudadano.

El abismo siempre estará, pero las grandes montañas crecen en medio de precipicios. Guillermo Lasso es un líder que está escribiendo buenas notas para la historia. Hay cosas que se deben hacer y el momento es ahora. Sin miedo hay que mirar al frente y dejar que unos se acerquen al otoño y que los buenos seres humanos miren hacia la primavera de la prosperidad.

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