Lam Wing-kee, el librero secuestrado por China, que se reunió con Pelosi

Lam Wing-kee huyó en abril de Hong Kong a Taipéi, donde abrirá otra librería PABLO M. DÍEZ

Lam Wing-kee era dueño de una librería en el distrito comercial de Causeway Bay, en Hong Kong. En su negocio se vendían libros y revistas similares a los que pueden encontrarse en cualquier puesto de Occidente, incluso títulos críticos al régimen y al Partido Comunista o revistas con fotos provocativas.

Pero, entre octubre y diciembre de 2015, el hombre que esta mañana se ha reunido con la presidenta de la Cámara de Representantes de los EEUU, Nancy Pelosi, y sus cuatro socios fueron «secuestrados» por el régimen y trasladados a cárceles secretas de China.

Aunque dos de ellos disponían de pasaportes europeos y el resto eran ciudadanos de Hong Kong, donde la Policía china no tiene competencias, pasaron varios meses desaparecidos, hasta que finalmente resurgieron en televisión «confesando» sus delitos .

Ahora en Taiwán, donde se refugió en abril de 2020 para huir de la controvertida ley de extradición a China que preparaba el Gobierno local de Hong Kong, y que finalmente tuvo que retirar por las violentas protestas, Lam Wing-kee se ha reunido por breves minutos con la presidenta de la Cámara de Representantes de los EEUU, Nancy Pelosi, de paso por la isla.

«Me detuvieron el 24 de octubre de 2015 cuando estaba cruzando la frontera de Hong Kong a Shenzhen. Rodeado de 30 agentes de paisano, dos de ellos de alto rango, me preguntaron por qué vendía libros contrarrevolucionarios y me advirtieron de que era un delito muy serio.

Condenado por vender libros

Luego me llevaron a una prisión secreta y me obligaron a firmar dos declaraciones: una renunciando a avisar a mi familia y otra rechazando un abogado», cuenta Lam el momento en que «oficialmente» se lo tragó el agujero negro del autoritarismo chino.

Aunque él no lo sabía, sus socios también fueron apresados por esas fechas.

Primero en Shenzhen, y trasladado luego a Ningbo, en la provincia costera de Zhejiang, fue confinado en una celda de aislamiento vigilada constantemente por dos guardias.

«Aunque no me pegaron, sufría abusos físicos al ser interrogado durante horas en la “silla del tigre”, cuya postura rígida me entumecía los brazos y las piernas», recuerda. Para destrozarle los nervios y romper su resistencia, las luces de la celda estaban encendidas las 24 horas y solo podía ducharse cada tres días y siempre en presencia de los guardias, que lo vigilaban incluso cuando iba al retrete.

«Estaba tan desesperado porque nadie sabía dónde me encontraba que incluso pensé en suicidarme, pero no tenía ningún lugar donde colgarme y la habitación había sido forrada con plásticos para que no me golpeara la cabeza. ¡Hasta el cepillo de dientes estaba cubierto para que no me lo clavara!», exclama.

Con el paso de los meses, los interrogatorios se fueron relajando y le permitieron avisar a su esposa, de la que está separado. «Pero, si no colaboraba, me amenazaron con encerrarme en una cárcel, donde me violarían», rememora antes de desgranar los motivos de su arresto. «Como yo enviaba a China libros prohibidos de historia, por lo que ya había sido detenido en la frontera en 2012, querían saber la lista de clientes y de dónde sacaba la información uno de mis socios, Gui Minhui», dijo en 2020 al diario español ABC.

Agitada vida sexual de Xi Jinping

La desaparición de los cinco editores coincidió con la publicación de un libro de Gui Minhui sobre la agitada vida sexual del presidente de China titulado «Xi Jinping y sus seis mujeres».

«Se trata de un libro inventado donde todo es falso, pero estaban furiosos porque se rumorea que, antes de ser nombrado presidente, Xi Jinping tuvo que escribir sus confesiones y entregarlas a la cúpula del Partido . Mi sospecha es que Gui Minhui obtuvo ese manuscrito o lo conoce y ha usado extractos en sus libros», especula Lam. Para apoyar su teoría, argumenta que «tras confesar en televisión, todos hemos sido liberados menos él, que sigue detenido pese a tener pasaporte sueco».

Por supuesto, dichas confesiones fueron preparadas y les obligaron a leerlas ante las cámaras, como ha hecho el régimen con otros detenidos. Tras su liberación en junio de 2016, bajo la falsa promesa de que volvería a China para entregar su lista de clientes, Lam se refugió en abril de 2020 en Taipéi, donde abrió con donaciones otra librería.

La vida del librero de Hong Kong Lam Wing-kee dio un giro dramático en 2015, cuando fue secuestrado por agentes chinos. «No esperaba ser el próximo objetivo de China», dice Lam, fotografiado aquí en Taipei en 2019. (Cortesía de Hsu Shih-kai)

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