Sobre la desaparición de la abogada Bernal

Alberto Molina Flores

Guayaquil, Ecuador

Por desgracia una parte de la sociedad carece de valores éticos y morales; muchos de los miembros de la institución policial al parecer engrosan esa parte de la sociedad.

Por tratar de resolver un problema, que es la falta de policías, que de acuerdo a los estándares internacionales es de cuatro policías por cada mil habitantes (en el Ecuador es de 2.7, es decir hay un déficit) se ha incorporado en forma masiva, tanto en oficiales como en la tropa, sin los rigores de selección, preparación y de seguimiento permanente.

Se colige que hay fallas en los departamentos de Talento Humano y sobre todo en la Inspectoría que debe estar permanentemente, no solo observando la conducta de los policías, sino siempre inculcando valores de ética, moral, recta conducta y sobre todo de honestidad.

A eso se suma que un policía está, por su trabajo, expuesto, cerca de la delincuencia, el crimen, narcotráfico, etc. Los capos de las bandas y de los delincuentes están prestos para cooptar a los policías más débiles y algunos de estos sucumben; esos capos dispones de un «arma» poderosa que son las ingentes cantidades de dinero.

Los mandos deben ser más prolijos y estar atentos en el control y castigar con rigor a estos malos elementos. Jamás permitir el llamado «espíritu de cuerpo». Una depuración constante se hace necesaria. Con estas malas experiencias, deben tener mucho, pero mucho más cuidado en en la selección del personal en las próximas convocatorias.

Se requiere una institución cualitativa antes que cuantitativa. La vida de un policía es de riesgo, de sacrificio, por eso se requiere en todos los niveles de la jerarquía, profesionales hombres y mujeres bien formados con mística de servicio, solo así será una institución confiable y respetada.

Un uniformado, ya sea policía o militar, siempre estará expuesto a la vindicta pública. En este caso de la desaparición de la abogada, aun más todavía, porque se presume que el lugar de los hechos no es un recinto policial cualquiera, sino la Escuela de Formación de Oficiales.

Por desgracia, la imagen de la institución se ve seriamente afectada, aunque es un hecho aislado: la gran mayoría de policías, oficiales y tropa llevan una vida muy sacrificada y de alto riesgo.

Varias personas realizan una manifestación en búsqueda de María Belén Bernal Otavalo, hoy, en las afueras de la Unidad de Flagrancia de la Fiscalía, en Quito (Ecuador). «Por favor Gobierno, entrégueme a mi hija», clamaba este sábado Elizabeth Otavalo, la madre de María Belén Bernal, quien el pasado fin de semana ingresó en la Escuela Superior de Policía, en Quito, a visitar a su esposo, que ahora está prófugo. EFE/ Juan Francisco Chávez

Más relacionadas