Unidad opositora pide prueba de vida del obispo nicaragüense encarcelado

Mons. Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, Nicaragua.

Tegucigalpa.- La opositora Unidad Nacional Azul y Blanco de Nicaragua demandó este viernes una prueba de vida de monseñor Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa (norte), quien, según las autoridades nicaragüenses, se encuentra en la cárcel de máxima seguridad La Modelo desde hace más de un mes.

«¡Exigimos una prueba de vida de Monseñor Álvarez! En Nicaragua Monseñor ha sido secuestrado injustamente por alzar su voz ante tanta maldad y a la fecha no se sabe de su paradero», demandó la Unidad Nacional, a través de una declaración pública.

«Exijamos justicia para Monseñor Álvarez. ¡Comparte el hashtag #LibertadParaMonseñor para concienciar sobre su situación!», abogó ese grupo, cuyos principales dirigentes se encuentran en el exilio a raíz de la crisis sociopolítica que vive Nicaragua desde abril de 2018.

La Unidad Nacional compartió una fotografía del obispo Álvarez, acompañado de dos mensajes: «¡Que lo muestren ya!» y «¿Dónde está monseñor Álvarez?».

ORTEGA LO TILDÓ DE «DESQUICIADO» Y «ENERGÚMENO»

El 10 de febrero pasado, Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua, fue condenado a 26 años y 4 meses de prisión, despojado de su nacionalidad, y suspendido sus derechos ciudadanos de por vida, por delitos considerados «traición a la patria».

La condena contra el alto jerarca fue dictada un día después de que rechazó subirse a un avión que lo iba a llevar, junto con otros 222 excarcelados políticos nicaragüenses, hacia Estados Unidos, lo que provocó la indignación del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien lo calificó de «soberbio», «desquiciado» y «energúmeno».

«Está desquiciado, pero bueno, eso ya lo deberán determinar las autoridades judiciales y las autoridades médicas que tendrán también que atenderlo, porque ahora que llegó a la (cárcel) Modelo, llegó que era un energúmeno», lanzó Ortega la noche del jueves 9 de febrero en cadena nacional.

Ese día, el mandatario anunció que el obispo fue trasladado de su residencia, donde guardaba prisión domiciliaria desde agosto de 2022 por estar bajo investigación, hacia la prisión de máxima seguridad de Nicaragua.

Un día después del discurso de Ortega, y pese a que el juicio estaba programado para el 15 de febrero, una jueza nicaragüense declaró al religioso traidor a la patria y autor de cuatro delitos en perjuicio de la sociedad y el Estado de Nicaragua.

Álvarez, de 56 años, es el primer obispo arrestado, acusado y condenado desde que Ortega retornó al poder en Nicaragua en 2007.

El dirigente sandinista, que lleva 16 años y 2 meses consecutivos en el poder, coordinó una Junta de Gobierno de 1979 a 1985, y presidió por primera vez Nicaragua de 1985 a 1990.

TENSAS RELACIONES CON EL VATICANO

El papa Francisco calificó como una «dictadura grosera» al Ejecutivo de Ortega en Nicaragua, un mes después de la condena del obispo Álvarez, según una entrevista publicada el viernes pasado.

«Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige (Ortega). Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio», aseveró Francisco al portal argentino Infobae desde su residencia de Santa Marta, en la Ciudad del Vaticano, con motivo del décimo aniversario de su papado.

El Gobierno de Ortega informó el domingo pasado «que entre el Estado Vaticano y la República de Nicaragua se ha planteado una suspensión de las relaciones diplomáticas», luego de esas declaraciones del papa Francisco.

Nicaragua atraviesa una crisis política y social desde abril de 2018, que se acentuó tras las controvertidas elecciones generales del 7 de noviembre de 2021, en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión o en el exilio. EFE

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