Quito, Ecuador
Domingo 7. Duro golpe democrático al gobierno de Gabriel Boric. La extrema derecha ganó la elección para conformar un nuevo Consejo Constitucional. El Partido Republicano, una minúscula fuerza en anteriores comicios, se alzó con el triunfo y ocupará 23 de las 51 plazas del selecto grupo de personas que deberá redactar un nuevo proyecto de texto constitucional para ser sometido luego a votación.
Si al Partido Republicano se le suman los 16 escaños de Chile Seguro, la otra alianza de derecha – más moderada –, la mayoría será incontrastable. El segundo número de comisionados al Consejo es del frente que respalda al presidente en funciones Gabriel Boric bajo el membrete de Unidad por Chile. Su fuerza quedó limitada por los votos sumados de las distintas fuerzas de la derecha.
El péndulo funcionó con irremisible fuerza. Hay analistas que lo interpretan como un voto castigo al Presidente ante la impotencia de afrontar los severos problemas de seguridad que atraviesa Chile. Además, el manejo de la crisis humanitaria de miles de extranjeros que llegaron en busca de trabajo y ahora quieren volver a sus países escapando del hambre y la marginación, fue otro aspecto que construyó la derrota de la izquierda chilena en el poder. Otro aspecto que desgasta severamente al gobierno es la crisis económica.
Este resultado es una segunda derrota consecutiva del gobierno del izquierdista Gabriel Boric. En septiembre, luego de su éxito electoral se sometió a votación un texto constitucional que un 60% del electorado reprobó y por ello hubo de convocarse a esta nueva elección del domingo 7 de abril.
Un frente también duramente derrotado fue aquel que se conformó con los antiguos partidos de la Concertación, que gobernó con notable éxito político en los 4 gobiernos consecutivos de la Democracia Cristiana y el Partido Socialista.
El nuevo Consejo Constituyente se instalará el 7 de junio y tendrá cinco meses para elaborar un nuevo texto constitucional que una vez más deberá ser sometido a la aprobación en las urnas.
El Partido Republicano que lidera el ex candidato presidencial José Antonio Cast fue contrario a renovar la Constitución vigente que heredó Chile luego de la dictadura de Augusto Pinochet. Ahora parece una ironía que en sus manos esté la redacción de un nuevo texto constitucional.
La ansiedad por cambiar la Constitución pinochetista cobró vigor luego de las manifestaciones populares que estallaron en octubre de 2019, paralelamente al levantamiento indígena en Ecuador. En esas jornadas surgió como figura el joven político Gabriel Boric que luego sería electo presidente de Chile.
Los nuevos vientos progresistas, los derechos de las minorías étnicas y de preferencias sexuales fueron caballo de batalla de la reforma que alumbró la anterior Comisión Constituyente, cuyo texto fue improbado por el pueblo de modo contundente.
El Gobierno de Boric es el primer régimen de corte radical de izquierda surgido de las urnas tras el derrocamiento de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973.
La coalición de izquierda de la Unidad Popular conformada por el Partido Socialista, el Comunista y otras fuerzas fueron defenestradas por un golpe de Estado militar cruento. Del primer cuadriunvirato se reafirmó en el poder Augusto Pinochet. Su gobierno represivo acabó con los vestigios socialistas, reprimió duramente a sus opositores y puso en vigor reformas de corte neoliberal que estabilizaron la economía chilena desvencijada en corto tiempo por el gobierno izquierdista.
Durante la larga dictadura castrense en la emisión en español de Radio Moscú se divulgaba un programa que daba voz al exilio y a los proscritos. Eran los tiempos de la onda corta y ‘Escucha Chile’ era la voz de los activistas de izquierda regados por el mudo. El programa etiquetaba a la conocida Radio Magallanes, que desapareció el día del golpe y que fue voz del partido Comunista. El último discurso de Allende antes de su muerte fue transmitido y hoy se puede escuchar su postrera proclama política.
Como la historia da vueltas el último domingo 7 la derecha le dijo un no contundente al gobierno izquierdista de Gabriel Boric.
Un discurso sereno del Presidente desde la sede del Gobierno de Chile, el Palacio de la Moneda, acusaba la derrota con talante democrático aunque ofrecía continuar con sus reformas en el Congreso, un aspecto que podría parecer poco probable dados los nuevos vientos políticos.
Esta vez en Chile el péndulo volvió a funcionar. No se sabe el destino del texto constituyente. Chile, como varios países de nuestro continente, refleja hoy las dificultades de la gobernanza y la gobernabilidad. Mal de muchos…
Que Chile escuche su propia voz, que el gobierno tome nota de la voz de la gente y que los consejeros constitucionales sepan también que en política nada es para siempre. Nada debe ser para siempre.
