El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, mantiene que existen pruebas de que su antecesor, Jair Bolsonaro, «coordinó» el asalto a las sedes de los poderes del Estado que ocurrió el pasado 8 de enero.
«Ya está probado que (los fascistas) intentaron dar un golpe coordinado por el expresidente que ahora intenta negarlo, pero que, cuando perdió las elecciones, se encerró en casa para preparar el golpe», dijo el presidente en un comunicado oficial difundido por redes sociales.
«Vamos a investigar y quien tenga culpa, va a pagar, va a ser juzgado por la justicia común e irá a la cárcel si ha cometido crimen. Pero no vamos a aceptar que las personas intenten dar un golpe y destruyan la democracia de nuestro país», añadió.
Bolsonaro, de tendencia conservadora, ha negado públicamente cualquier intento de golpe de Estado. Las declaraciones llegaron después de que la Corte Suprema divulgara documentos comprometedores para el expresidente. Estos incluyen mensajes hallados en el teléfono móvil del teniente coronel Mauro Cid, antiguo edecán de Bolsonaro y detenido por presuntos fraudes, sobre la posibilidad de que el Gobierno declarara un estado de sitio con el argumento de hacer frente a «un orden constitucional desvirtuado por los altos tribunales».
Uno de los mensajes parece una especie de borrador de un decreto que invocaría una intervención militar. «Para asegurar la necesaria restauración del Estado Democrático de Derecho» y «con base en disposiciones expresas de la Constitución, se declara el estado de sitio», dice el texto hallado en el teléfono del exedecán.
Documentos similares ya habían sido encontrados en la casa del exministro de Justicia Anderson Torres, también del entorno íntimo de Bolsonaro y quien está en prisión domiciliaria por su presunta participación en la trama que condujo a los sucesos del 8 de enero, cuando una horda bolsonarista asaltó los tres poderes de la Nación. (I)
- Con información de EFE.