
Guayaquil, Ecuador
Del latín mercenarius, es un soldado o una tropa que por dinero sirve en la guerra a un poder extranjero; resulta inaudito que en pleno Siglo XXI haya países que para defender sus intereses, recurran a mercenarios, también conocidos como soldados de fortuna.
Los países democráticos forman a sus soldados profesionales bajo principios morales de lealtad y patriotismo para que defiendan la soberanía e integridad territorial de su patria, si es necesario con su vida.
Los países que recurren a mercenarios quiere decir que no confían en sus tropas, el caso reciente es de Rusia, gobernada por el dictador Vladímir Putin que invadió Ucrania, ha recurrido al Grupo Wagner, un ejército de mercenarios que lidera un aventurero llamado Yevgueni Prigozhin, su incondicional aliado. Se calcula que el Grupo Wagner está compuesto por alrededor de 25 mil mercenarios, una gran parte son delincuentes liberados de las cárceles, el costo de mantener estas tropas es de 100 millones de dólares mensuales. Maquiavelo, hace 500 años, sobre los mercenarios advertía: “No tienen otro amor ni otro motivo que los lleve a la batalla que la paga del príncipe, la cual, por otra parte, no es suficiente para que deseen morir por él”.
Como dice el aforismo popular, así mal paga el diablo a sus devotos. Prigozhin y sus tropas mercenarias se acaban de amotinar contra su protector Putin, y gracias a la mediación de su aliado Lukashenko, dictador de Bielorrusia, no hubo un enfrentamiento fratricida (rusos contra rusos) que pudo terminar en una guerra civil. En todo caso el poder del dictador Putin queda debilitado, en sus 23 años de gobierno autoritario nadie se atrevió a desafiarle.
Vale la pena recordar que no solo Putin ha recurrido a tropas mercenarias; se puede decir que los Gurkas, soldados nepaleses, conocidos por su ferocidad, son parte de las fuerzas militares profesionales del Reino Unido, fueron empleados en la Guerra de las Malvinas contra Argentina; igual, los miembros de la Legión Extranjera Francesa, no admiten en sus filas a ciudadanos franceses, pero está integrada por ciudadanos de alrededor de 130 países del mundo, normalmente intervienen en las excolonias francesas para defender los intereses de la metrópoli.
Los Gurkas y los legionarios franceses se diferencian de los mercenarios propiamente dichos porque son entrenados, equipados, sostenidos económicamente; controlados y empleados por los países al que pertenecen, en todo caso son tropas mercenarias encubiertas.
Es oportuno recordar la frase atribuida a Otto von Bismarck: “Nunca se miente tanto como antes de unas elecciones, durante la guerra o después de una pesca”.
